El sistema de pensiones español es uno de los más desajustados de la Unión Europea si lo comparamos con sus países vecinos. Hoy, el gobierno de Pedro Sánchez ha convocado a empresarios y sindicatos para encarar la segunda y última fase de la reforma de pensiones. Aunque el ministro de Inclusión y Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha matizado que no hay segundas fases, sino que se trata de "culminar la primera ronda", en declaraciones en RNE. Sea como sea, habrá que cambiar de una vez la fórmula de cálculo de la pensión de jubilación y mitigar los perjuicios que sufren los trabajadores que son expulsados del mercado laboral en los últimos años de su trayectoria. En paralelo, eso irá acompañado de una ampliación de la base máxima de cotización, pero también de una subida en la prestación.

Descarta ampliar la cotización a los 35 años

"Tenemos una pensión máxima relativamente baja si lo comparamos con países de nuestro entorno. Se trata de elevar progresivamente la pensión máxima y aumentar la cotización en su base", ha expresado Escrivá. Y avisa de que los cambios se harán de forma gradual y suave, pero no niega la necesidad de un cambio si este sistema tiene que seguir vivo en las próximas décadas: "La de los 30 y la de los 40 serán vitales para mantener la sostenibilidad del sistema, después la tensión bajará como resultado, también, de la demografía".

El aspecto que más discrepancias ha generado es la idea de ampliar la edad laboral actual. De entrada, desde La Moncloa descarta la ampliación del número de años cotizados que se tienen en cuenta para calcular la pensión, de los 25 últimos años actuales de la vida actual en los últimos 35: "En ningún caso nuestra propuesta será ampliar el periodo de cómputo en los 35, estamos hablando de unos pequeños ajustes". Aunque Escrivá no los ha concretado en ningún caso y, por lo tanto, la ampliación a expensas de saber los años está encima de la mesa.

¿Y el IPC?

Mirando el presente más inmediato, también se tiene que establecer la afectación del IPC: "La revalorización de las pensiones, en función del IPC, se pondrá de relieve por el próximo noviembre y diciembre. Dicen que será del 8%, mire será lo que tenga que ser", ha sentenciado el ministro que pide seguir los principios que ya se marcaron al Pacto de Toledo con la intención de ser "más equitativos en todos los sentidos". Volviendo al sistema de pensiones, también ha hecho referencia a "las carreras profesionales que con la crisis financiera y los cambios de la digitalización han llevado a unos tramos finales peores".

Actualmente, uno de cada tres trabajadores, en su última etapa de la vida laboral, ya no presenta el éxito más importante de su carrera. Pero este colectivo sólo representa aproximadamente un tercio del total, por lo cual si se aplica como norma general, perjudicaría dos de cada tres futuros pensionistas que mantienen carreras que hasta ahora eran las habituales, de cotización creciente a medida que avanza su vida laboral, por eso sus pensiones serían menores que con la fórmula de cálculo habitual.

También hay alternativas que se debatirán. Por una parte, poder descartar alguno de los peores años de cotización de las carreras de los futuros pensionistas. Y de la otra, una mejora del tratamiento de las lagunas de cotización. Actualmente, a la hora de calcular la pensión, estas lagunas ya se compensan, regalando la cotización de las 48 primeras mensualidades en que no se acrediten cotizaciones con el 100% la base de cotización mínima vigente en aquellos meses en que no hubo cotización entre todas las existentes y, a partir de la mensualidad 49 sin cotizaciones, la compensación es del 50% de estas bases mínimas.

Otros modelos de pensiones europeos

Más allá de las reformas, también hay modelos de otros países donde irrumpen nuevos actores. Por ejemplo, el Reino Unido, Suecia o los Países Bajos tienen diferentes modelos que combinan pensiones públicas, con semiprivadas (generalmente promovidos desde las empresas) y privadas. También está el modelo de Austria, conocido como "la mochila austríaca". En este modelo, el empleado, a lo largo de su etapa laboral, recibe por parte del empresario una aportación anual a un fondo de capitalización y se reduce la indemnización cuando se hace un despido. Es una cosa parecida a un plan de pensiones porque este fondo siempre es propiedad del trabajador y se lo va llevando allí donde esté. Este modelo favorece la contratación porque reduce los costes por despido, pero habrá que saber qué dicen las empresas como agentes sociales de estas reuniones.