En junio, la inflación en España alcanzó un 10,2%, la cota más alta del IPC en los últimos treinta años. Esta situación, unida a la crisis energética y la guerra de Ucrania está repercutiendo en el bolsillo de los ciudadanos, a pesar de la moderación del IPC este mes de octubre que se sitúa en un 7,3% a causa de la bajada del precio de la luz y el gas. Un elemento menos discutido es su impacto sobre la fiscalidad.

La inflación incrementa la factura fiscal de los contribuyentes sin que se tengan que subir los tipos impositivos. Como que el gobierno no actualiza el IRPF a la subida, en la práctica los trabajadores pagan cada día más impuestos reales y, por lo tanto, pierden poder adquisitivo real. Desde el Instituto Ostrom lo definen como "un aumento de impuestos silencioso, encubierto".

¿De dónde sale la cifra?

Y la consecuencia en Catalunya es que se pagarán 224 euros más de la declaración de la renta sólo a causa del aumento de la inflación. Este dato se desprende según las simulaciones a partir de los microdatos puestos a disposición por el Instituto de Estudios Fiscales y la Agencia Estatal de Administración Tributaria. De aquí que el sobrecoste fiscal asociado a la inflación en el 2021 es de 224 euros por término medio en la declaración de la renta del contribuyente catalán.

ElNacional.cat ha hablado con Martí Jiménez, Director de Investigación del Instituto Ostrom, y define el escenario actual: "Ante aumentos nominales de la renta (salario), los contribuyentes se ven empujados a tramos superiores de la escala del impuesto, por lo cual aumenta la carga fiscal sin que su capacidad económica haya aumentado. Eso se conoce como rémora fiscal o progresividad en frío".

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Martí Jiménez, Instituto Ostrom

¿A quién afecta más?

Hay que tener en cuenta que muchos contribuyentes pueden superar los umbrales exentos o las deducciones a que tienen derecho en términos nominales, pero no en términos reales. Eso provoca una reducción de estas deducciones, y justamente, los individuos con menores ingresos son los más afectados en términos relativos (en términos absolutos cuanta más renta, más pagas). Jiménez defiende que "la propuesta del Partido Popular, que abandera el debate a nivel estatal, pasa por centrarse en rentas medias y bajas, tocando los tramos inferiores a 40.000 euros.

Así pues, los contribuyentes pueden saltar de un tramo de renta a otro, recordar que el IRPF va por tramos progresivos, cuanto más cobras, más pagas, aunque la subida del sueldo sólo sea nominal, es decir, a causa de la inflación, y no real, es decir, aumentan salarios y precios al mismo tiempo.

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Imagen de recurso Hacienda / Europa Press

Madrid y Catalunya, al frente

Si la comparativa no la hacemos entre rentas, sino entre comunidades autónomas también se perciben diferencias. Las que tengan una renta per cápita mayor serán aquellas que saldrán más afectadas. Mientras que para el conjunto del Estado español, cada declarante asume un sobreesfuerzo de 199 euros, los catalanes pagaremos, por término medio, 224 euros más a la declaración de la renta de este año sólo por el aumento de la inflación. Si se observa el impacto dentro de Catalunya, el coste fiscal ha sido heterogéneo: los barceloneses son los más castigados por la inflación (231 euros), series de Girona (209 euros), Tarragona (200 euros) y Lleida (190 euros). Así pues, Catalunya es la segunda comunidad más afectada después de la Comunidad de Madrid, que se sitúa en los 240 euros.

"Hace falta deflactar la cuota"

A partir de aquí, muchos economistas y expertos en la materia piden deflactar la cuota económica del IRPF según el aumento del IPC y adaptar también las reducciones, mínimos personales y familiares y deducciones. Y también lo reclaman por lo que ellos consideran, una "cuestión ética". Jiménez recomienda a la Generalitat de Catalunya esta deflactación que es el equivalente a indexar las tarifas del IRPF para neutralizar el impacto de la inflación, como ya han anunciado los gobiernos de Madrid, Andalucía, Galicia y Murcia, y como han ido haciendo a lo largo de los años a las haciendas forales vascas y navarras.

¿Qué supone en la práctica? Bajar los tipos de gravamen el mismo porcentaje que suben las rentas grabadas. Si la inflación es del 5%, los umbrales de renta vigentes en el IRPF se tienen que revisar al alza un 5% para mantener el mismo nivel de presión fiscal efectiva y evitar que, en un contexto de precios al alza, el contribuyente acabe saltando de tramo y pagando más del que realmente habría en función de la evolución del IPC. En este sentido, el conseller Jaume Giró, ya planteó cuándo estaba al frente de Economía esta propuesta, pero coincidió, poco tiempo después, en la salida de Junts del Govern.