El nuevo impuesto en la gran banca española despierta botellas dentro del sector. El último ejemplo lo hemos tenido durante la rueda de prensa de presentación de los resultados de la primera mitad del año de CaixaBank a través de su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, que ha asegurado que el nuevo impuesto del Gobierno "es injusto, distorsionador y contraproducente", estimando que la aplicación de este gravamen podría costar a la entidad bancaria entre 400 y 450 millones de euros solo el primer año.

En esta línea, Gortázar ha calificado de "equivocada y errónea" esta nueva figura fiscal porque la base del impuesto está mal planteada. Concretamente, Gortázar ha asegurado que el Gobierno plantea este impuesto alegando que la banca está teniendo unos resultados excepcionalmente elevados, cuando, según ha asegurado el consejero delegado de CaixaBank, la rentabilidad media del sector bancario es del 5,37%, cosa que no implica esta excepcionalidad. Además, también ha recordado que son el sector menos rentable del Ibex.

Gortázar también ha asegurado que el nuevo impuesto distorsionará todo el sector, ya que implicará cambios en el ámbito de competencia porque las entidades que no superaron los 800 millones en ingresos no tendrán que pagar el impuesto, en esta línea ha recordado que hay entidades financieras locales o internacionales que no generaron en España que podrán tener ventajas competenciales al no pagar este impuesto. Además, como no se podrá repercutir a los clientes eso también distorsiona la normativa bancaria europea porque esta marca que el sector bancario ha de, precisamente, repercutir todos sus gastos a los clientes.

El nuevo impuesto anunciado por Pedro Sánchez durante el debate del estado de la nación inició este jueves su trámite parlamentario en el Congreso y gravará al 4,8% el margen de los intereses y las comisiones que cobran las entidades financieras. La tasa, con una vigencia de dos años, será obligatoria para los bancos los intereses y las comisiones de los cuales cobradas a los clientes superaron los 800 millones de euros el año 2019. Las entidades tendrán que hacer frente al pago de la obligación en 2023 y 2024 sobre la base de los resultados de los años anteriores. Los cálculos preliminares de CaixaBank indican que "lo probable" para este año es que la tasa le genere un impacto "muy significativo", de entre 400 y 450 millones, pagadero en 2023. Todavía no ha hecho estimaciones sobre el coste que este impuesto, que "no es fiscalmente deducible", tendrá el próximo año.

1.573 millones de beneficios

Por otra parte, este viernes CaixaBank ha publicado los resultados del primer semestre del año en el cual han ganado 1.573 millones de euros, un 17,1% más en base comparable a los primeros seis meses de 2021, más allá de los efectos de su fusión con Bankia. La entidad catalana ha impulsado sus beneficios gracias a un fuerte incremento de la concesión de hipotecas, que ha adelantado un 58% y en la de créditos al consumo, que crece un 21%, según el balance de resultados presentado este viernes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los beneficios de CaixaBank también se incrementan por la reducción de costes por as sinergias de la fusión y las dotaciones más bajas destinadas a provisiones. En cambio, si se tiene en cuenta el impacto generado por la integración el resultado cae un 62,4%.

El resultado de CaixaBank aumenta un 17,1% si se comparan perímetros homogéneos y un 23,1% sin tener en cuenta los impactos generados por la integración, que incluían una aportación positiva a efectos contables de 4.300 millones por el fondo negativo de comercio. Según ha informado CaixaBank, la mejora de los resultados se basa en la disminución en un 5,6% de los gastos recurrentes por las sinergias de la fusión y la reducción del 16,8% de las dotaciones para insolvencias. En concreto, los costes de personal bajan un 7,5% por la salida voluntaria de más de 6.400 trabajadores en España.