El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha anunciado que el Consejo de Gobierno tomará en octubre las decisiones sobre la retirada de los estímulos monetarios, pese a la apreciación del euro, aunque ha dejado muchas puertas abiertas. Previamente el BCE ha mantenido su tasa de interés rectora en el mínimo histórico del 0% y se ha mostrado dispuesto a aumentar más las compras mensuales de deuda pública y privada en la zona del euro, que son ahora de 60.000 millones de euros, si la situación empeora.

El BCE va a adquirir mensualmente hasta finales de diciembre bonos por esta cantidad. Tras la reunión del Consejo de Gobierno, Draghi ha defendido "que la reciente volatilidad en los tipos de cambio es una fuente de incertidumbre para lograr el objetivo de estabilidad de precios a medio plazo", lo que define como una inflación algo por debajo del 2%. El euro ha subido y ha superado los 1,20 dólares después de que Draghi hiciera estas declaraciones.

El auge del euro -que equivale a un endurecimiento de las condiciones financieras- es un argumento para que el banco central se apegue a su política monetaria acomodaticia durante algún tiempo, según el director Global de Renta Fija de Allianz Global Investors, Franck Dixmier. Draghi ha reconocido que "las condiciones financieras se han endurecido, pero todavía apoyan el crecimiento económico".

Crecimiento, al alza

El BCE es más optimista y ha revisado al alza tres décimas las previsiones de crecimiento para este año, hasta el 2,2% y un poco a la baja las de inflación para el próximo año y el 2019, en este caso "reflejando principalmente la reciente apreciación del tipo de cambio del euro", que abarata las importaciones del petróleo. Las decisiones sobre la reducción de los estímulos monetarios "se tomarán en octubre", ha dicho Draghi, sin dar muchos más detalles, sólo especificando que decidirán "sobre la duración y el tamaño" del programa de expansión cuantitativa y que discutirán diferentes escenarios.

"En la reunión de hoy, el BCE ha dejado todo abierto respecto a la reducción de sus compras de bonos. Ha prometido una decisión en su reunión de octubre", comenta el economista jefe del Commerzbank, Jörg Krämer. Prevé que el BCE reduzca las compras de forma gradual pero, si el euro se aprecia más, el proceso de retirada de los estímulos monetarios podría ralentizarse. El Riksbank (banco central de Suecia) ha dejado hoy la tasa de interés sin cambios en el -0,50%, y normalizará su política monetaria muy despacio, para evitar la apreciación de la corona sueca.

El presidente del BCE asegura que el Consejo de Gobierno no ha discutido la secuencia sobre cómo se producirá la retirada de los estímulos monetarios y la subida de los tipos de interés. De momento, el BCE va a seguir cobrando a los bancos un 0,40% por el exceso de sus reservas. Se ha especulado en los últimos meses si el BCE comienza a subir la tasa a los depósitos bancarios, que está en negativo, antes de concluir las compras de deuda pública y privada de la zona del euro.

Tipos bajos

Con las compras de deuda pública y privada de la zona del euro, el BCE quiere que los tipos de interés a largo plazo se mantengan bajos, por lo que no parece que tenga mucho sentido comenzar a subir las tasas antes de dejar de comprar deuda. También ha afirmado que no ven riesgos sistémicos de burbujas, sólo algo en esa dirección en el mercado inmobiliario residencial, donde los precios han subido en algunas ciudades de países de la zona del euro.

El consejero delegado de Deutsche Bank, John Cryan, se quejó ayer y pidió que termine la época del dinero barato "pese a la fortaleza del euro" y señaló que observan que "hay burbujas en algunas partes del mercado de capital". "No vemos el otro componente que acompaña a las burbujas, que es el incremento del endeudamiento", como ocurrió en otros países, ha dicho el presidente del BCE. Y ha recomendado políticas de prudencia macroeconómica para hacer frente a estas subidas de precios y no cambios en la política monetaria, como también hicieron otros presidentes del BCE hace años, cuando los tipos de interés eran muy altos para países como España.