El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha asegurado durante la junta de accionistas celebrada hoy en Valencia, que la entidad "inicia una nueva etapa de crecimiento" con el objetivo de convertirse "en el mejor banco de España" en el 2020. Para hacerlo, la entidad ha puesto en marcha un modelo de 'Gestión Responsable' fundamentado en "el compromiso de la entidad con la sociedad española", entre otras cosas.

Según Goirigolzarri, ser el mejor banco de España significa ser el más rentable, eficiente y solvente de entre las grandes entidades del país, cosa que el mismo Goirigolzarri ha afirmado que no se puede conseguir sin una calidad de servicio excelente con los clientes, accionistas y trabajadores.

Retos de cara en el 2020

El año 2020 es cuando finalice el Plan Estratégico en vigor. Para entonces, Bankia pretende ser una fraquícia con "un beneficio en torno a los 1.300 millones de euros, un ROE de doble dígito, una ratio de eficiencia próxima al 45% y un balance muy sólido, bien capitalizado y con unas tasas de morosidad por debajo del 4%".

Además, en el marco de este plan, los accionistas recibirán "una cantidad superior a los 2.500 millones de euros" mediante dos vías: el dividendo ordinario en efectivo, con un payout (porcentaje de beneficios que se reparte) entre el 45% y el 50%, y la distribución del exceso de capital que se genere por encima del 12% CET1 fully loaded.

La integración del BMN

Goirigolzarri ha querido hacer mención al proceso de integración del Banco Mare Nostrum (BMN), el cual ha asegurado que "esta muy adelantado", después de firmar el acuerdo con los sindicatos para realizar el ajuste de plantilla, cambiar la marca, dar por prácticamente concluido el cierre de oficinas anunciado con la fusión y llevar a cabo la integración de las plataformas informáticas.

Desde el punto de vista técnico, el presidente ha explicado que se han instalado más de 22.000 dispositivos en oficinas y que se han intercambiado 67.000 ficheros correspondientes a la información de más de 1,7 millones de clientes con nueve millones de contratos. Desde el punto de vista humano, el proceso de integración ha exigido "un esfuerzo de adaptación extraordinario, porque para las personas que trabajan en las oficinas integradas es como si los cambiaran de puesto de trabajo, ya que les han sido modificados todos los procesos y prácticas en su día a día".