Hace una década, en el Olympiastadion de Berlín, una imagen quedaría grabada en la retina de todos los culés cuando Xana, la hija de Luis Enrique, clavaba una bandera del Barça en el centro del terreno de juego tras imponerse al Barça a la Juventus por 3-1. La imagen se convertía en un icono del barcelonismo porque, tras cuatro temporadas sin hacerlo, el club conseguía conquistar Europa, poniendo a ondear su escudo uno de los pilares más importantes del entonces entrenador culé.
Ahora, Xana, la que recibía el cariñoso apodo de princesa de Catalunya, ya no está en el ámbito físico, pero el técnico asturiano la sintió más que nunca en el ámbito espiritual este sábado, cuando su PSG conquistó la Champions League de goleada (5-0). Luis Enrique pudo saborear la victoria ya a media hora del final en vista de que el baño que su equipo le estaba dando al Inter de Milán sumaba ya el 3-0 en el marcador, pero no fue hasta el pitido final que el de Gijón se puso una camiseta en recuerdo a Xana.

Xana ya es historia del fútbol
Hasta la fecha, la figura de Xana era imborrable en el corazón de los culés, entre otras cosas, por imágenes como la suya con la camiseta del Barça celebrando la Champions con su padre. Ahora, sin embargo, con todo el mundo teniendo presente el gran significado que había detrás de la hazaña del PSG de este sábado, el nombre de Xana ya queda para la eternidad en la historia del fútbol.
El incuantificable escaparate que es una final de la Champions League plasmó una historia de superación encomiable en la memoria de todos aquellos que no conocían el contexto familiar de Luis Enrique. Porque es imposible obviar que fue un golpe muy bajo para Lucho y para toda su familia, pero el entrenador del PSG siempre ha descrito la figura de su últims hija como un motor de energía positiva y de motivación para él y para los suyos.
Un tifo inolvidable
Y en plena celebración de la Champions, poco después del pitido final, la afición del PSG sorprendió a Luis Enrique con un tifo que representaba el famoso momento de él y Xana plantando la bandera del Barça. En la representación, sin embargo, aparecía la figura de Xana con la camiseta del PSG, aunque manteniendo el 8 a la espalda que llevaba aquel 6 de junio de 2015 en Berlín.
De esta manera, Luis Enrique cumplió su promesa de dedicarle una nueva Champions a Xana, que, de alguna manera, celebró desde el cielo. Porque, como defiende Luis Enrique, a Xana siempre le habían encantado las fiestas.