Noche memorable en Mestalla. Por el correctivo que el Valencia ha propinado al Real Madrid (4-1), por el suspense de los goles y por la actuación arbitral. Este domingo, el conjunto de Zinedine Zidane ha probado su propia medicina y ha perdido tres puntos –y mucha dignidad– después de conceder tres penaltis clarísimos en el feudo valencianista. Carlos Soler ha chutado cuatro: el primero lo ha fallado y lo ha tenido que repetir por infracción de Lucas Vázquez, mientras que los otros dos los ha convertido con sangre fría. La otro diana ha sido de Raphael Varane en propia portería. Los locales, en horas muy bajas por culpa de Anil Murthy, cogen aire y moral contra el rival que más angustias despierta en el Túria, mientras que el Madrid evidencia un día más que no es, ni mucho menos, un equipo competitivo. Nueve goles en cuatro partidos: encajar palizas empieza a ser tónica habitual en el vestuario blanco.

Partido alocado

El Valencia es un equipo absolutamente empobrecido por culpa de la incompetencia de su propietario. El Real Madrid es uno de los gigantes más peligrosos de Europa. Mestalla es una caldera, pero hace meses que está vacío. Tres condicionantes que parecían indicar que el partido se teñiría de blanco –o en este caso, de rosa–, pero por suerte, el fútbol, tal como dice el tópico pesado, no es pura matemática.

En la primera parte, los de Zidane han dominado con cierta claridad y han encontrado premio en el minuto 23, cuando Karim Benzema ha fusilado a Jaume con un misil desde fuera del área. El Valencia, con un extremo juvenil, un central de 20 años y un mediocentro, Uros Racic, con planta de paramilitar serbio pero no de futbolista; parecía condenado al fracaso.

Benzema Real Madrid EFE

Entonces, sin embargo, ha aparecido la magia de Lucas Vázquez. Ha aparecido por suerte del Valencia, claro está. Cuando se había disputado media hora de partido, el delantero convertido en lateral del conjunto blanco ha cometido penalti por unas manos tan claras como torpes. Empezaba la noche de suspense en Mestalla.

Primero, porque Carlos Soler ha fallado el penalti. O mejor dicho: Courtois lo han parado de manera brillante. La pelota, sin embargo, ha vuelto a caer a los pies del mediocampista valenciano, quien de segundas lo ha enviado al palo. Entonces, en tercera instancia, Musa ha firmado el empate, pero poco ha importando. El joven extremo juvenil estaba dentro del área antes de que su compañero efectuara el lanzamiento, de manera que no era gol. Por suerte de los locales, sin embargo, Lucas ha estado nefasto por partida doble: él también estaba dentro de la zona prohibida, de manera que Gil Manzano ha ordenado que se repitiera la pena máxima y Carlos Soler no ha fallado su segunda oportunidad. Todo muy rebuscado.

Pero la noche todavía reservaba más sorpresas. Justo antes del descanso, Maxi ha efectuado un centro en el corazón de la pequeña y Varane, de manera bastante incomprensible, ha enviado un globo en su propia portería. Courtois ha rechazado la pelota, pero lo ha hecho cuando esta ya había entrado claramente. La jugada ha seguido, pero el VAR –hoy sí– se ha activado en contra los intereses del Madrid y ha decretado el 2-1. La noche de suspense no había acabado.

La noche de las penas máximas

Vamos por partes, porque el segundo tiempo ha sido frenético. El Madrid ha llegado a la portería de Jaume en los primeros compases, pero el primer aviso serio ha sido de de Kang-in Lee, que ha enviado la pelota al palo en el minuto 47. El huracán entraba en acción.

Pocos minutos después, José Luís Gayà ha firmado una jugada espectacular desde la banda izquierda, ha centrado la pelota en el interior de la pequeña y Marcelo, a fin de que no rematara Maxi, lo ha atropellado y después ha hecho teatro. Pero no ha servido de nada. El árbitro ha señalado el segundo penalti de la noche y Carlos Soler ha vuelto a dictar sentencia desde los once metros. Era su tercer lanzamiento de penalti y no sería el último. 3-1.

Viníicius Wass Valencia Real Madrid EFE

Diez minutos después, cuando se había disputado una hora de partido, Musa ha encarado a Ramos y el central andaluz ha llevado a cabo una de aquellas acciones que ayudan a entender porque a menudo se cuestiona su capacidad intelectual. El capitán blanco ha actuado tal como lo haría alguien que sabe que no hay cámaras alrededor: con una mano tan estúpida como evidente que, como era de esperar, ha sido penalizada con penalti. Carlos Soler no ha fallado y ha marcado el 4-1. Los penaltis hace falta convertirlos y hay que decir que el mediocampista valenciano lo ha sabido hacer de la mejor manera: ha tirado 4 y el único que ha fallado ha sido el que no ha valido. Sublime.

A partir de aquí, y sin Casemiro, Eden Hazard o Toni Kroos sobre el césped, el Real Madrid ha buscado el gol con más ímpetu que orden. Y la fórmula, claro está, ha sido insuficiente para dar la vuelta a un marcador imposible.

En una noche como la de este domingo, y a estas alturas de campeonato, quizás es lo menos importante. Pero porque no decirlo. El Real Madrid no puede seguir la carrera de la Real, el Villarreal y el Atlético y es cuarto con 16 puntos. El Barça, con 11 pero un partido menos, empieza a estar más cerca.