La temporada 2024-2025 ha supuesto un punto de inflexión para el Manchester City. La lesión de larga duración de Rodri Hernández, que no ha podido disputar ni un solo minuto desde noviembre, ha desencadenado un efecto dominó que ha terminado con un año sin títulos para Pep Guardiola. El centrocampista, reconocido con el Balón de Oro en 2024 por su impacto total en la Eurocopa y la Champions, parece haber marcado una fecha de caducidad en su etapa en el Etihad: verano de 2026.
Según fuentes próximas al entorno del jugador, Rodri estaría dispuesto a buscar un nuevo proyecto deportivo que lo motive y lo valore tras un año difícil en lo físico y lo emocional. Con contrato hasta 2027, pero con cláusulas favorables tras cumplir cinco temporadas en el club, su salida no se proyecta como un traspaso multimillonario. Se habla de una cifra cercana a los 40 millones de euros, una auténtica ganga para un pivote considerado entre los tres mejores del mundo cuando está en forma.

Xabi Alonso ya ha dado el visto bueno
El nuevo técnico del Real Madrid, Xabi Alonso, que debutará en el banquillo blanco en la 2025-2026, ve en Rodri un pilar clave para su sistema. Ambos comparten visión táctica y una interpretación del juego desde la pausa y el control, y el exjugador del Liverpool y el Madrid considera que el internacional español sería el heredero perfecto de la figura que él mismo encarnó hace una década.
Aunque el Real Madrid cuenta actualmente con Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga como opciones naturales en la posición, ni uno ni otro han conseguido imponer una autoridad constante en los partidos grandes. Rodri, en cambio, representa la experiencia, la jerarquía y el perfil técnico que podría cerrar el círculo del nuevo proyecto blanco, que busca una identidad clara en el mediocampo tras la era Kroos-Modric.

Cero opciones para el Barça: una cuestión táctica y simbólica
En Can Barça no se contemplan movimientos por Rodri. Ni el perfil económico, ni la planificación deportiva ni el contexto emocional del futbolista invitan a pensar en una operación. El ex del Atlético de Madrid no se identifica con el estilo actual de Hansi Flick, más enfocado al dinamismo de interiores que a un pivote de control posicional como Rodri. Además, hay un componente simbólico: el FC Barcelona representa una rivalidad histórica con el Real Madrid y con Guardiola, que sigue siendo un referente barcelonista, en un punto de desgaste con la directiva azulgrana.
La idea de Rodri, más allá de su admiración por Guardiola, pasa por cerrar su carrera en España, pero en un club competitivo y estructurado para ganar desde el control. Y en este momento, el único que le ofrece eso —con dinero, proyecto y entrenador afín— es el Madrid.