Julián Álvarez se perfila como el gran objetivo electoral de Joan Laporta para las elecciones presidenciales de 2026. El delantero argentino, actualmente en las filas del Atlético de Madrid, es visto en los despachos del Camp Nou como el relevo ideal de Robert Lewandowski, cuyo contrato finaliza en 2026, año en el que cumplirá 38 años. La apuesta por un perfil joven, contrastado y con capacidad para liderar el ataque azulgrana es clave tanto desde lo deportivo como desde lo simbólico. Sin embargo, la operación no será sencilla.
Fuentes cercanas al entorno del jugador deslizan que Julián no contempla salir del Atlético a cualquier precio. El campeón del mundo con Argentina sabe que su valor está en alza y no está dispuesto a dar el salto al Barça si no se cumplen una serie de condiciones deportivas y contractuales muy claras. La principal: una ficha superior a los 10 millones de euros netos por temporada, una cifra que actualmente está muy por encima de la escala salarial que el Barça puede asumir sin comprometer su sostenibilidad financiera.

Laporta lo ve como símbolo de renovación
El nombre de Julián Álvarez no es casual. En los pasillos del club ya se comenta que Laporta lo quiere utilizar como eje de su próxima campaña electoral, al igual que hizo en 2021 con el regreso de Messi (que finalmente no se concretó). El perfil de Julián encaja con lo que el barcelonismo pide: juventud, carácter competitivo, experiencia en grandes escenarios y una proyección internacional indiscutible. A sus 25 años, el ex de River y del Manchester City está en plena madurez deportiva.
Pero la situación económica del club, aunque mejorada, sigue condicionada por el cumplimiento del fair play financiero. Incorporar a un jugador como Julián exigiría no solo pagar un traspaso elevado —el Atlético no lo dejará salir por menos de 80 millones—, sino también aceptar condiciones salariales propias de una estrella ya consolidada. Ahí radica la primera gran barrera del fichaje.

Julián quiere certezas, no promesas
El jugador, por su parte, mantiene una postura firme. Si bien el interés del Barça le seduce desde hace tiempo, no dará el paso sin garantías de proyecto y protagonismo. Ya en su etapa en el Manchester City vivió a la sombra de Haaland, y no quiere repetir ese rol en otro gigante europeo. En el Atlético se siente importante, y sabe que puede negociar su continuidad en condiciones favorables. Su hipotética llegada al Barça implicaría asumir el rol de ‘9’ titular tras Lewandowski, pero quiere compromisos firmes.
Además, su entorno también exige que el Barça se acerque a sus exigencias salariales. Se especula que pedirá más de 10 millones netos anuales, lo que lo colocaría en la franja más alta de la plantilla actual. Una cifra compleja de asumir sin salidas o reajustes, especialmente si el club no logra regresar al 1:1 en el límite salarial antes del verano de 2026.