El FC Barcelona venció al Girona (2-1) en el último suspiro gracias a un gol de Ronald Araújo, pero el resultado no tapa una evidencia: el equipo sufrió en defensa. La pareja de centrales Pau Cubarsí–Eric García acumuló metros a contrapié, obligada a corregir demasiadas veces y lejos de la serenidad que exige un partido grande. El problema, sin embargo, nació sobre todo por fuera: la banda izquierda quedó expuesta y el Barça concedió ventajas que el primer Clásico de LaLiga 2025-26 no va a perdonar.
El foco se sitúa en Alejandro Balde, aún lejos de su mejor versión. Superado en varias acciones, encadenó pérdidas y dudas en el timing de los duelos. La señal más clara llegó en la segunda parte: Balde fue sustituido por Gerard Martín, movimiento que confirmó la preocupación del cuerpo técnico con el estado del lateral. En el otro costado, Jules Koundé tampoco atraviesa su pico físico y el equipo lo nota: el carril derecho padeció en vigilancias y coberturas.

Un problema de carriles que quema a los centrales
Con los laterales sufriendo, Cubarsí y Eric quedaron expuestos a carreras hacia atrás y a situaciones de inferioridad tras cada pérdida. La línea se partió con facilidad y los centrales tuvieron que defender demasiado tiempo en igualdad, un contexto en el que cualquier error de lectura se paga caro. La consecuencia: más área propia defendida, más centros que despejar y menos control emocional del partido.
No ayudó la secuencia de pequeñas descoordinaciones: basculaciones tardías, poca ayuda exterior del extremo en primera presión y dificultades para fijar alturas en salida. El Barça necesitó acumular efectivos en su propia frontal para resistir hasta que Araújo decidió el marcador en el tramo final. El balance es claro: se ganó, pero el sistema defensivo no funcionó.

El Clásico exige la mejor versión de Balde (y respuestas en el lateral derecho)
A una semana del Clásico, el diagnóstico es nítido. El Barça necesita recuperar a Balde: más explosividad para cerrar por fuera, mejores perfiles corporales en el uno contra uno y agresividad para atacar el espacio a la espalda de su extremo. Su impacto no es sólo defensivo; cuando Balde gana la primera acción, el equipo sale más limpio y descansa con balón. Si no aparece su mejor nivel, Gerard Martín entra en la ecuación como alternativa de emergencia.
En la derecha, Koundé requiere un plan de protecciones: ayudas más cercanas del interior, escalonamiento del extremo y coberturas del central del lado fuerte. Con Cubarsí y Eric como pareja este fin de semana, el ajuste de roles (quién salta, quién cierra, quién guarda área) será determinante para no repetir las grietas vistas ante el Girona. El triunfo agónico deja una lección inmediata: si el Barça defiende como ayer, el Clásico se hará muy largo.