Cuando Aleix Vidal fue contratado por el Barça no hubo ninguna voz que gritara contra su fichaje. Todos coincidimos en que era un acierto. El lateral derecho catalán había realizado una gran temporada con el Sevilla y se ganó el derecho a que el Barça se fijara en él para intentar sustituir la baja de Dani Alves.

Sin embargo, nadie ha explicado por qué este jugador de gran calidad, con una notable capacidad ofensiva, ideal para el juego de bandas que practica el Barça, buen defensa, haya estado marginado o se haya automarginado en el vestuario.

De todos los futbolistas contratados esta temporada por el Barça, Aleix era el que en teoría tenía más posibilidades de tener un sitio seguro en el equipo. Catalán, conocedor del fútbol español y del juego del Barça. Además en una posición en la que Luis Enrique había necesitado improvisar creando a Sergi Roberto como lateral derecho.

El caso es que el técnico asturiano le ha dado pocas oportunidades y mucho me temo que no sea por juego sino por alguna cuestión de disciplina interna. Ante el Borussia, en el Camp Nou, Aleix volvió a tener una oportunidad. Y bien que la aprovechó. Fue una noche en la que uno creyó estar viendo a Alves con sus constantes subidas y sus centros buscando un rematador.

Hay quien opina que algunos futbolistas cuando llegan al Barça necesitan un período de aclimatación al juego blaugrana que suele ser una temporada. Sinceramente creo que un jugador que ficha el Barça tiene que estar preparado para adaptarse inmediatamente al vestuario, al sistema, a los movimientos de los cracks del equipo y a todo. Por algo ha sido fichado.

Bien cierto es que el Camp Nou impresiona y que todo eso puede influir en la mentalización de muchos jugadores débiles de carácter. El caso de Aleix Vidal no pertenece a esta categoría. El lateral demostró ante el Borussia que esa posición es para él y que el técnico no tiene porqué seguir haciendo experimentos pese a las buenas actuaciones que ha tenido Sergi Roberto.

Luis Enrique está obligado a recuperar al jugador, a darle tanta confianza como le ha dado a Rafinha o a André Gomes, o como se la tiene que dar más veces a Denis Suárez, extraordinario en el partido contra los alemanes.

El Barça está obligado al mismo tiempo a volver a confiar en los chicos de la cantera, y si en las divisiones inferiores no hay madera tendrá que crearlos. La sanción de la FIFA maltrató el fútbol base blaugrana, pero el trabajo con los chicos tiene que ser intenso. Necesita el equipo otro 4 como Guardiola o un nuevo Xavi y preparar a otro Iniesta. De momento, recuperar a Aleix Vidal ya es un éxito.