Los Los Angeles Lakers viven un nuevo intento por reforzarse antes del arranque de temporada, pero el mercado vuelve a cerrarse ante ellos. La franquicia californiana, ahora liderada por la dupla LeBron James – Luka Doncic, había puesto sus ojos en Andrew Wiggins, actual jugador de los Miami Heat. El canadiense era la pieza que el cuerpo técnico consideraba ideal para completar un tridente de lujo. Sin embargo, desde Miami la respuesta ha sido contundente: no habrá negociaciones.
El periodista Marc Stein informó que el interés de los Lakers en Wiggins aumentó en las últimas semanas, convencidos de que su perfil —defensor versátil, atlético, con experiencia en grandes escenarios— encaja perfectamente junto a LeBron y Doncic. Con un salario de 28,2 millones de dólares y una opción de jugador hasta 2026-27, su contrato podría ser absorbido dentro de los márgenes salariales angelinos. Pero Pat Riley, presidente de los Heat, ha dejado claro que no quiere reforzar a su exestrella ni facilitar ningún traspaso hacia la Conferencia Oeste.

Un precio imposible para Los Ángeles
Miami, además, ha fijado un listón muy alto para cualquier negociación. Según fuentes cercanas a la franquicia, los Heat pedirían dos primeras rondas del Draft y un joven jugador —Rui Hachimura o Dalton Knecht— como base de la operación. Una exigencia que en Los Ángeles consideran excesiva y que el presidente Rob Pelinka no está dispuesto a asumir a menos que el fichaje garantice un salto real hacia el campeonato.
En el entorno de LeBron James reconocen que el deseo de sumar a Wiggins es real, especialmente por su compatibilidad con Doncic. El esloveno, mucho más dominante en la creación ofensiva, necesita a su lado un alero capaz de asumir tareas defensivas y anotar en segundo plano. Wiggins, campeón NBA con Golden State, cumple con ambos perfiles, pero Miami lo considera intocable dentro de su nuevo plan deportivo.

Riley mantiene su política: no ayudar a LeBron
El conflicto tiene también un trasfondo emocional. Desde que LeBron James abandonó Miami en 2014, Pat Riley ha evitado cualquier movimiento que pudiera fortalecer directamente a los equipos del veterano jugador. Según fuentes de la NBA, la posición del ejecutivo es firme y no tiene intención de ayudar a su ex jugador.
A sus 41 años, LeBron encara quizá su última temporada al máximo nivel, acompañado de Doncic en un proyecto tan ambicioso como exigente. Sin embargo, la negativa de Miami a negociar deja a los Lakers sin la tercera pieza que buscaban para consolidar su candidatura al título.