El Real Madrid no levanta cabeza. Empató 2-2 ante el Elche en un duelo lleno de dudas. De inseguridad. De falta de respuestas. Los locales golpearon primero. Luego llegó el empate. Después, un nuevo golpe. Y al final, otro empate salvador. Un caos constante. Un reflejo del momento actual.

El equipo de Xabi Alonso suma tres partidos sin ganar. Tres partidos que duelen. Tres partidos que inquietan. La derrota ante el Liverpool, el empate contra el Rayo y este tropiezo en el Martínez Valero dejan un mensaje de que algo no funciona. Algo se ha roto. Algo debe cambiar.

Árbitro Mateu Busquets Ferrer Kylian Mbappé Real Madrid
Kylian Mbappé Real Madrid

Kylian Mbappé fue el único que dio la cara

Y en medio de ese ruido aparece un nombre: Kylian Mbappé. El francés es el único que este domingo mostró ganas de ganar y convencer. El único que generó peligro de verdad. El único que demuestra estar entregado a la causa. Y empieza a desesperarse. Empieza a perder la paciencia. Porque siente que algunos compañeros no están a la altura. No compiten como él exige. No rinden como necesita un equipo campeón. Y eso le molesta.

El primero en su lista es Álvaro Carreras. El defensa no convence. No transmite seguridad. No genera confianza. El francés lo ve frágil. Cada partido lo expone y cada duelo lo retrata. Héctor Fort lo desbordó una y otra vez en Elche. Y Mbappé lo sabe: necesita un apoyo sólido en la banda. Un aliado real en el ataque y un guardaespaldas en defensa. Y Carreras no lo está siendo.

Considera que algunos compañeros no están a la altura

El segundo nombre es Rodrygo Goes. El brasileño vuelve a desaprovechar oportunidades. Se desconecta. Aparece poco y aporta menos. No genera peligro. No intimida. No define. En ataque es un fantasma. Un jugador sin impacto. Y Mbappé, que exige eficacia, empieza a cansarse. Comienza a ver que Rodrygo no sostiene el ritmo. Cuando está en el campo no acompaña. No ayuda.

El tercero es Vinícius Jr.. El extremo fue clave en el empate a dos final. Pero se pasa los minutos más pendiente de los rivales o de la grada que de hacer su trabajo.  Y cuando se centra en lo suyo, hace la guerra por su cuenta. El resultado: siete partidos seguidos sin contribuir. Cero goles. Cero asistencias. Y Mbappé lo nota. Siente que no encuentra socios fiables. Que no recibe apoyos determinantes. Que el ataque se apaga.

Vinicius Mbappé
Vinicius y Mbappé

La frustración crece. El francés llegó para liderar. Para marcar diferencias. Y para ganar títulos. Pero necesita un entorno competitivo. Necesita compañeros que empujen. Que respondan. Que no se escondan. Y hoy, en su mirada, esos tres nombres generan seria preocupación.

El vestuario lo percibe. La tensión se palpa. Las miradas lo dicen todo. Xabi Alonso intenta calmar las aguas. Intenta proteger a sus jugadores. Pero el rendimiento manda. Las estadísticas hablan. Y la exigencia del Real Madrid no perdona.