El FC Barcelona busca un extremo izquierdo diferencial en el mercado de verano y uno de los nombres que figura en la lista de prioridades de Hansi Flick es el de Bradley Barcolá, jugador del Paris Saint-Germain que ha perdido protagonismo desde enero. Su situación en el club parisino ha cambiado radicalmente tras la apuesta de Luis Enrique por un tridente ofensivo formado por Dembélé, Kvaratskhelia y Doué, que ha sido clave para la conquista del triplete histórico del PSG: Ligue 1, Copa y Champions League.
Consciente de que ya no es una pieza esencial en el once, el técnico asturiano no se opondría a una venta del atacante francés. Sin embargo, el principal escollo para el Barça es el precio de salida, ya que el PSG exige 90 millones de euros, una cifra inasumible para un club culé que atraviesa serias limitaciones financieras. El Barça no está dispuesto a ofrecer más de 40 millones, por lo que la operación se encuentra en un punto muerto.

Barcolá, víctima del nuevo tridente parisino
Barcolá inició la temporada 2024-25 como titular en la banda izquierda del PSG, mostrando destellos de talento y verticalidad. No obstante, su rendimiento fue irregular y en enero Luis Enrique decidió remodelar su ataque tras la llegada de Khvicha Kvaratskhelia, que se consolidó rápidamente como una de las estrellas del equipo. Con el georgiano en la izquierda, Doué en la derecha y Dembelé como falso nueve, el PSG encontró equilibrio, gol y dinamismo ofensivo.
Desde entonces, Barcolá ha perdido protagonismo, reduciendo sus minutos a tramos finales de partido o apariciones testimoniales. Aunque el técnico ha valorado positivamente su actitud en los entrenamientos, no le considera intocable y estaría dispuesto a facilitar su salida si llega una oferta adecuada. El club parisino, sin embargo, no tiene prisa por vender y sabe que su cotización aún es alta en el mercado internacional.
Un Barça limitado por el 'fair play' financiero
El deseo de Hansi Flick por sumar un extremo vertical y con desborde choca frontalmente con la realidad económica del club. A pesar de haber reducido masa salarial y activar algunas palancas menores, el Barça sigue sin margen suficiente para afrontar fichajes de gran envergadura. Los 90 millones que pide el PSG por Barcolá son una barrera insalvable en las actuales condiciones.

Además, desde la dirección deportiva blaugrana se valora la posibilidad de esperar oportunidades de mercado en agosto, cuando algunos jugadores puedan salir con precios rebajados o mediante cesiones. También se considera prioritaria la venta de activos no esenciales para poder abrir espacio salarial y financiero. En este contexto, la operación por Barcolá parece cada vez más improbable.
Aunque el jugador encaja perfectamente en el perfil deseado por Flick, su fichaje está muy lejos de las posibilidades reales del Barça. La necesidad de reforzarse no siempre coincide con la capacidad de hacerlo.