Exasperación y rabia es lo que rezuman las portadas de los diarios que hace semanas ya han juzgado y condenado al FC Barcelona en el caso Negreira. El Mundo, el diario que más se desgañita contra el club blaugrana —asociado a Marca, el deportivo propiedad del mismo editor—, publica un título que cae muerto si lo escribes al revés: El Mundo, incapaz de justificar sus acusaciones al Barça. El diario hace ver que explica el caso objetivamente y desde la distancia informativa. En realidad, solo da por buenas las inculpaciones de la Fiscalía y las insinuaciones sin pruebas hechas desde la mala fe y otorga graciosamente al Barça la posibilidad de defenderse. Contra todo principio y todo derecho, en vez de cargar con la prueba de los supuestos delitos, exige aI club y a su presidente, Joan Laporta, que demuestren su inocencia. ABC y La Razón ni disimulan su hostilidad y acusan a Laporta de victimismo, una manera perezosa de escarnecerlo porque no ha dicho aquello que querían escuchar, como si la ofensa pudiera cubrir la falta de información.

En su editorial, La Vanguardia hace una cosa parecida y escribe que "el Barça es el primer interesado en demostrar que no hizo nada indebido. Negarlo no es suficiente: hay que demostrarlo". Tiene gracia que el diario acepte como cosa hecha acusaciones y sospechas sin pruebas y, a partir de aquí, reclame explicaciones al club. Por la misma regla de tres, el diario debería explicar por qué avala la inculpación al Barça de "pagar para alterar resultados en partidos de fútbol" si ni la Fiscalía ni la Agencia Tributaria han podido probarlo y La Vanguardia, hasta ahora, tampoco. El diario da más valor a cualquier incriminación injustificada que a la documentación aportada por el presidente del club. ¿Si lo hace porque tiene pruebas que lo avalan, dónde están? Si no, cualquiera puede decir que lo hace por la animadversión que ha mostrado siempre contra Laporta —más o menos motivada, ahora esto es irrelevante— y advertir al diario de que "negándolo no es suficiente: hay que demostrarlo".

El País, más profesional, destaca con un deje de socarronería que Laporta ha mostrado los informes que justifican los pagos entre 2014 y 2018 pero no ha dejado claro qué pagaba el Barça desde 2001, el año que Negreira empieza a facturar, y 2013. Hechos, no sospechas. En fin. Un tuitero barcelonista ha hecho un buen resumen del griterío en torno a este escándalo: "Lo siento. Ya no podéis decir: 'Laporta no aclara por qué el Barça pagaba a Negreira'. Tenéis que decir: 'Laporta miente cuando da sus explicaciones' y que cada palo aguante su vela. No seáis cobardes". La rabia y/o los argumentos desaprensivos de los diarios encajan, en este caso, en la frase que James Boswell atribuye a Samuel Johnson en la memorable biografía homónima: "El ataque es la reacción. Nunca me quedo convencido de haber dado bien fuerte en el clavo si el martillo no rebota". Para el resto, los jueces dirán.

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