Decía Napoleón Bonaparte que la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana, pero lo cierto es que este sábado resulta muy sencillo señalar a los responsables de la derrota del Barça en Granada. En el Nuevo Los Cármenes sólo Frenkie de Jong, Leo Messi y Ansu Fati, gracias a su valentía adolescente, han dado la cara con regularidad. El resto del equipo, incluido Ernesto Valverde, ha hecho gala de una desidia preocupante.

Junior Firpo, que este domingo debutaba, ha puesto de manifiesto que tendrá que mejorar mucho si quiere quitarle el sitio a Jordi Alba. Su homónimo en la banda derecha, Nélson Semedo, tampoco ha ofrecido mejores prestaciones. El ex del Benfica hace dos temporadas que llegó al Camp Nou, pero todavía no ha progresado en ningún aspecto de su juego. Sufre con la pelota, decide erróneamente cuándo se tiene que sumar al ataque y defensivamente ya no es solvente. En la banda izquierda, por si fuera poco, es nulo.
 

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EFE

Sergi Roberto y Ivan Rakitic tampoco tienen motivos para estar orgullosos de su juego. El de Reus ha perdido una infinidad de pelotas y el croata, desde la posición de interior, ha ralentizado en todo momento la circulación del esférico. Arturo Vidal, su sustituto, la ha pifiado 3 minutos después de entrar en el terreno de juego con unas manos innecesarias que han supuesto el penalti del 2-0.

Los delanteros que Valverde ha alineado en el once titular tampoco han brillado, precisamente. Luis Suárez ha vivido uno de aquellos días en que, aparte de estar desacertado en prácticamente todas las acciones, sólo se dedica a enfrentarse con los jugadores rivales. Más preocupante es la actuación de Antoine Griezmann. Enjaulado en la banda izquierda como en Dortmund, el francés ha vuelto a vivir aislado del juego y en ningún momento se ha acercado a la portería de Rui Silva. Lo peor es que ya no es noticia.