Dani Olmo llegaba al Barça con la idea de convertirse en un engranaje más del sistema de juego. Un futbolista talentoso, sí, pero sin un papel protagonista asegurado. Sin embargo, su rendimiento, su carácter competitivo y su capacidad para aparecer en los momentos clave han provocado un giro en la percepción de Hansi Flick. El técnico alemán ha pasado de verlo como un recurso ofensivo a considerarlo una pieza estructural en el nuevo proyecto.
Y eso que el camino no fue fácil. La temporada de Olmo estuvo marcada por la intermitencia. No por su juego, sino por los obstáculos extradeportivos que retrasaron su debut oficial. Problemas con su inscripción en LaLiga y una cadena de lesiones musculares lo alejaron de los terrenos de juego en momentos clave. En total, se perdió quince partidos. Pero ello no impidió que sumara cifras notables: doce goles y siete asistencias en 39 apariciones.

Optimistas en el Barça con Dani Olmo
Lo que más ha sorprendido en el cuerpo técnico no ha sido solo su rendimiento ofensivo, sino su versatilidad táctica. Olmo ha demostrado que puede actuar con solvencia como mediapunta, interior, extremo o incluso como falso nueve. De hecho, fue en esta última posición donde dejó algunas de sus actuaciones más destacadas.
Esta polivalencia ha sido clave en el cambio de postura de Flick, que ya trabaja con el resto del staff técnico en una reestructuración del sistema que le permita ubicar al jugador catalán en zonas más decisivas. La llegada de Nico Williams, llamada a ser titular en banda izquierda, permitirá liberar a Olmo de la banda y acercarlo al área, una zona donde su intuición y lectura del juego pueden marcar diferencias.

Hansi Flick quiere aumentar su protagonismo
El club también ha movido ficha. Deco, firme defensor del fichaje de Olmo, ha impulsado un plan físico específico para blindar al futbolista de futuras recaídas. El modelo sigue el patrón aplicado con éxito a jugadores como Pedri, y combina trabajo muscular, prevención personalizada y control de cargas.
A sus 27 años, Dani Olmo sabe que está ante la gran oportunidad de consolidarse como uno de los líderes del Barça. La directiva ya no tiene dudas sobre su fichaje y Flick lo ve como un activo estratégico. Si las lesiones lo respetan, todo apunta a que la próxima temporada no será la de su confirmación, sino la de su explosión definitiva en el conjunto azulgrana.