A la enésima no ha sido la vencida. El Espanyol ha perdido por 2 goles a 0 en su visita al Real Madrid y no ha podido acabar con los veintiún años sin ganar en el Bernabéu. Los de Quique Sánchez Flores han caído con honor pero han culminado una actuación ofensiva muy floja ante un equipo que lo ha intentado durante todo el partido.

En la primera mitad la imagen del Espanyol ha sido calcada a la que se ha visto durante buena parte de la temporada: la caricatura de un equipo que se muestra muy sólido a nivel defensivo pero tiene evidentes problemas en creación de peligro. No se encuentra incómodo cuando la localización de la pelota se sitúa en su campo la mayor parte del tiempo, pero no aprovecha los espacios para correr que eso genera, con lo cual es difícil que reciba un gol pero también tiene problemas para hacerlos.

No obstante, el Real Madrid llevaba 41 partidos consecutivos viendo portería y evitarlo hoy no era misión imposible, pero sí muy complicado. Aunque Lucas Vázquez ha empezado muy eléctrico, los hombres de Zidane han focalizado su ataque a la banda izquierda (seguramente conociendo que la el lado derecho blanquiazul estaba muy afectado por las bajas), complicando mucho las cosas al equipo de Quique Sánchez Flores. Y el conjunto catalán ha aguantado media hora con buena presencia sobre el terreno de juego del Bernabéu pero ha acabado sucumbiendo al poder ofensivo madrileño.

La reivindicación de Morata

En un partido en que los de Zidane no conseguían encontrar espacios cómodos de remate, ha tenido que aparecer la calidad para desencallarlo, tanto en el centro como en la definición. Isco ha enviado prodigiosamente la pelota a la cabeza de Morata y el delantero la ha enviado al fondo de la red. El estirón de Diego López no ha servido para evitar el primer gol de la tarde, que batía un récord propio de 42 compromisos marcando.

El Espanyol ha salido decidido a ceder la iniciativa al Madrid y lo ha pagado. La superioridad local podría haber llevado el partido al descanso con un marcador más voluminoso, pero el poco acierto en los metros finales de unos y la extrema voluntad defensiva de otros lo ha impedido. El plan de juego escogido por Quique no había surgido efecto y había que reaccionar: antes de que los jugadores entraran en el túnel de vestuarios ya veían como Hernán Pérez ya calentaba en la banda.

Sin pólvora, pero con más intención

La reacción, aunque tímida, ha llegado en los primeros instantes de la reanudación. Por primera vez en toda la tarde, los centrales Pepe y Varane ya se han visto obligados a vigilar a algunos futbolistas. Además, en alguna ocasión puntual el Espanyol ha intentado aprovechar los espacios cedidos por el Madrid y ha intentado sorprender con algún contraataque. Y lo que es más importante: en el minuto 61 los pericos han hecho el primer disparo a la portería del exblanquiazul Kiko Casilla.

El conjunto visitante necesitaba asumir riesgos y ha situado más arriba cada una de las líneas. Evidentemente, eso ha generado más facilidades a los atacantes madrileños, pero el resultado era adverso y, como mínimo, se tenía que intentar. La posesión se ha igualado y a medida que iban transcurriendo los minutos, Zidane y los suyos lo buscaban más al contraataque que llevando la iniciativa. Y aunque no sufría en exceso, el partido estaba en un tramo peligroso para el Madrid: después de setenta minutos, el Espanyol sólo estaba a una diana del empate.

El retorno de Bale

Con el partido bastante roto, la entrada de Gareth Bale ha sido la gran noticia para los aficionados del Bernabéu. No tanto por su aportación al juego del equipo, sino porque el galés volvía a vestirse de corto desde el 22 de noviembre. Sin embargo, el futbolista ha celebrado su retorno después de 88 días con un gol que lo define a la perfección: velocidad durante la carrera y precisión en la definición cruzada, fuera del alcance de Diego López. Fiesta completa en el feudo blanco, que veía como su equipo sentenciaba a cinco minutos del final.

El gol ha abatido cualquier opción visitante y el Real Madrid ha acabado sumando tres puntos muy valiosos de cara a seguir al frente en la lucha por el título. El Espanyol, que ya lleva dos derrotas consecutivas, no ha tenido voluntad ofensiva durante gran parte del partido y ha hecho un partido bastante flojo que no ha estado a la altura de las expectativas.