Los Golden State Warriors han ganado el tercer partido de las Finales gracias a una estelar actuación de Kevin Durant. Los 43 puntos del alero han sido demasiado para unos Cleveland Cavaliers que se han servido de la intensidad para luchar hasta el último momento. Los de Oakland ponen el 3-0 y ya están a sólo un triunfo del anillo de campeón de la NBA.

Durant contra toda una ciudad

Las Finales se han trasladado a la Casa Real. El Quicken Loans Arena, hogar de LeBron James, el 'Rey', acogía el tercer partido disfrazado de una olla a presión. Los Warriors habían defendido el factor pista en Oakland y por la cabeza de los aficionados de Cleveland no pasaba ninguna posibilidad más allá de la victoria. La remontada de los Cavaliers tenía que ser iniciada, e incentivada, por los seguidores desde el tradicional homenaje al himno de los Estados Unidos. El ambiente ha estado a las alturas de las expectativas. Los hombres de Tyronn Lue, también.

El inicio de los locales ha sido toda una declaración de intenciones: la competitividad no es negociable. Los dos primeros duelos de las Finales los habían luchado hasta el final, sí, pero en ambos casos fueron a remolque durante buena parte de los mismos. La tendencia se tenía que cambiar y, desde el primer momento, los acompañantes de LeBron James han utilizado la agresividad y el acierto para facilitar, o como mínimo intentarlo, la primera victoria del campeón del Este. Kevin Love y JR Smith han jugado a su mejor versión y la entrada de Rodney Hood en la rotación (en detrimento de un desbaratado Jordan Clarkson) ha tenido consecuencias positivas.

Pero Kevin Durant también tenía que decir su opinión. El alero, que el año pasado anotó el triple decisivo para poner el 3-0 y sentenciar el anillo para Golden State, ha vuelto a ser determinante. No le ha importado que Klay Thompson y Stephen Curry culminaran una floja primera mitad, con cinco y dos puntos, respectivamente. Él ha ido a la suya y ha impedido que su conjunto se descolgara del marcador antes del descanso a pesar de ser bastante inferior a los Cavaliers. 58-52. El resultado era una increíble noticia para los Warriors.

Hay cosas que no cambian nunca

De la resistencia de unos a la de los otros. La reanudación ha empezado con el ya habitual gran tercer cuarto de Golden State y han sido los locales los que han tenido que luchar para mantenerse dentro del partido. Curry, con porcentajes de tiro muy bajos y pérdidas incomprensibles, ha seguido sin aparecer; e Iguodala, que ha vuelto a jugar después de recuperarse de su lesión en la rodilla, ha estado lejos de su mejor nivel. Pero Kevin Durant es Kevin Durant. Y el que fue el héroe del Game 3 de las Finales del 2017 lo ha vuelto a ser en el 2018.

Y lo ha hecho con una jugada que ha recordado mucho a la de la temporada pasada. El parcial de 23-31 del inicio de la segunda mitad ha equilibrado el marcador y desde entonces hasta el final del partido ha habido alternancias en el luminoso. Cuando quedaba menos de un minuto, sin embargo, Durant lo ha vuelto a hacer. En el moment en que la pelota más quemaba, el alero ha acertado un triple desde la misma posición que lo que convirtió la temporada pasada (y que significó, como hoy, el 3-0 en la eliminatoria). Déjà vu. 364 días después, la historia se repetía.

El mejor partido de Kevin Durant de su carrera (43 puntos, 13 rebotes y 7 asistencias) ha servido a los Golden State Warriors para llevarse la victoria del Quicken Loans Arena y, de paso, sentenciar las Finales. Los de Steve Kerr están a sólo una victoria del anillo y encararán el Game 4 con la posibilidad de proclamarse, por tercera vez en los últimos cuatro años, en los campeones de la NBA.