Luce en Madrid un cielo azul claro y hace calor. No parece el final de la primavera sino pleno verano. En la capital del Estado español ya no juegan sus equipos importantes, sino el campeón de Liga (Barça) y el campeón de la Liga europea (Sevilla), que se disputan la competición de la corona (la Copa del Rey). Es el último partido de la temporada en España y se juega en el Vicente Calderón (21.30h). Los pronósticos indican que es una noche para que luzcan las estrellas catalanas sobre el grupo de obreros del equipo andaluz. Es también el partido con más tinte político de los últimos tiempos. Es la final de las banderas y en la que se prevé que aparezcan más estelades que nunca.

En la final de la Copa del Rey han opinado todos los partidos políticos pero no para hablar precisamente de Messi y compañía o de Gameiro y su tropa. La consideración de la estelada como un símbolo violento por parte de la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, y la anulación de la prohibición por un juez, ha centrado la previa de un partido que reúne a los dos equipos españoles que más títulos (27) han acumulado en la última década: Barça (18) y Sevilla (9). Quien gane hará el doblete.

Al margen de lo que pueda ocurrir en las gradas, donde tanto el Barça como el Sevilla contarán con el apoyo de casi 20.000 espectadores cada uno, así como también de los presidentes de la Generalitat de Catalunya y de la Junta de Andalucía, Carles Puigdemont y Susana Díaz, la final significa el cuarto partido de la temporada para los dos equipos.

Un partido apasionante

El primero fue en Tiflis, el pasado verano, en el que el Barça se impuso al Sevilla por la Supercopa europea. Después vinieron los dos de Liga con reparto de victoria para cada lado y ahora disputan el último título de la temporada en España.

Nadie piensa que será un partido fácil para el Barcelona, ganador de la última Copa del Rey en el Camp Nou ante el Athletic Bilbao. Existe la impresión de que el Sevilla, tras ganar la Liga Europea el pasado miércoles al Liverpool, puede acusar cansancio físico y mental. Pero los hombres de Luis Enrique no se fían. No ha habido un encuentro contra el Sevilla en el que el Barça no se tuviera que esforzar a fondo, y saben los barcelonistas que en la ilusión de coronar un doblete no se guardan fuerzas, sino todo lo contrario: se echa el resto.

Será un duelo apasionante no sólo en las tribunas, donde el Sevilla, que cuenta con una de las aficiones más poderosas del fútbol español que canta eso de “sevillista hasta la muerte”, sino también en el terreno de juego. Cierto es que el Barça ha tenido más tiempo para preparar la final, pero no hay nada como el sueño de conquistar otro título para incentivar la ilusión y el esfuerzo.

Equipo blaugrana al completo

Tiene el Barça al equipo completo, mientras que el Sevilla cuenta con varias bajas, pero contará con sus hombres más importantes. Para Luis Enrique ganar este título significaría “acabar la temporada de una manera brillante”, mientras que para Unai Emery, técnico del Sevilla su equipo va a luchar con todas las fuerzas porque “es una oportunidad tremenda” y advierte que se mide a un equipo que necesita el título “porque su credibilidad está en función de los mismos”.

Quieren los dos entrenadores que sus aficionados disfruten de un partido que será espectacular. Confía el Barça en su triplete de ataque para conquistar su copa número 28, y el equipo transmite entusiasmo y confianza, según las palabras de su entrenador y de Piqué, Rakitic e Iniesta.

Barça, favorito

Emery considera que “lo normal es perder” cuando te enfrentas al mejor equipo del mundo. Y recuerda que ha habido equipos que le han jugado muy bien, pero no le han podido ganar, y que los que han vencido al Barça han tenido que hacer un trabajo casi perfecto.

Es el último partido de Messi, Suárez y Neymar y compañía, y está en juego el último título de una temporada en la que ya ha conquistado la Supercopa Europea, el Mundial de Clubs y la Liga.

Será un partido para recordar como la final de las estelades, pero en la que el barcelonismo y la gran mayoría de catalanes también sueñan con otro triunfo.