19.464 kilómetros. Esta es la distancia que separa Palmerston North, séptima ciudad de Nueva Zelanda, de Sant Boi de Llobregat, capital del rugby en Catalunya. 19.464 kilómetros. Esta es la distancia que Afa Tauli, líder indiscutible de la Santboiana, recorrerá esta Navidad para reunirse con su familia en el país oceánico, una tierra que abandonó ya hace siete años para poder cumplir su sueño, dedicarse profesionalmente al rugby.

Afa Tauli Rugbi Santboiana Sergi Alcàzar

Afa Tauli (1989, Palmerston North, Nueva Zelanda) nos atiende en las instalaciones de la Unió Esportiva Santboiana, club decano del rugby en la Península Ibérica. Lo hace acompañado de su mujer, Leticia Cendrero, y de su hijo, Nico, de sólo 7 meses de edad. "El 2012 fiché por una temporada y siete años después estoy aquí, con una mujer y un hijo," afirma bromeando.

De padres samoanos pero nacido en Nueva Zelanda, Tauli ya hace tiempo que es un ídolo en Sant Boi de Llobregat, dónde el rugby tiene un peso tan o más importante que el fútbol. El pasado mes de febrero se convirtió en el tercer jugador de la historia de la División de Honor Española al superar los 100 ensayos, hecho que le valió un homenaje del club. Lo consiguió, además, el día en que celebraba 150 partidos con la camiseta del decano.

El kiwi es uno de los pocos jugadores de la Santboiana que se dedican exclusivamente al rugby, pero este hecho no le impide ser humilde. "No, todavía no estoy a este nivel", asegura cuando se le pregunta si la gente lo para para Sant Boi. Su mujer se lo mira y sonríe: "Sí que lo paran, sí".

Afa Tauli Rugbi Santboiana Sergi Alcàzar

Vínculo transoceánico

La figura clave para entender la conexión entre Nueva Zelanda y Sant Boi tiene nombre y apellido: Bruce Hemara. Nacido en la misma ciudad que Tauli, Hemara –un hombre que como jugador había llegado a representar a los All Blacks– reclutó a su compatriota en el año 2012, cuándo este estaba jugando en el TV Pforzheim alemán. "No sabía dónde estaba Sant Boi, pero sí Barcelona. Es una de las mejores atracciones turísticas de Europa, así que pensé ¿por qué no?", rememora el protagonista de este reportaje.

Con la precaución lógica de quién a llega en un país desconocido, Tauli firmó por una sola temporada. Cuando esta acabó, sin embargo, sucedió un hecho que le cambió la trayectoria deportiva y, sin saberlo, también la vida. Conoció a su mujer.

Desde entonces, Tauli se ha convertido en uno de los capitanes sin brazalete de la Santboiana. "Durante los primeros dos años no me sentía como uno de los locales, pero ahora soy uno más de la familia. Ser uno de los líderes es un honor", asegura.

El camino que él estrenó, además, lo han seguido otros jugadores neozelandeses. Aparte de Tauli, actualmente la Santboiana también cuenta con Faavae Sila, Joseph Ikenasio y Pita Anae.

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Un catalán más

"Lo que más me gusta de Catalunya es la pasión que la gente siente por el deporte. Aquí siempre escuchas opiniones sobre el rumbo del equipo, sobre como estamos jugando... me gusta escucharlos. No sólo jugamos para nosotros, jugamos para ellos y nuestras familias".

Aunque Tauli ha contado con varias ofertas para jugar con clubes de más entidad que la Santboiana, el '8' del decano no tiene ninguna intención de moverse de Catalunya, una tierra que ya se ha hecho suya. "Siento que la gente de aquí me acepta, este estilo de vida me gusta y tengo el trabajo soñado por todos los chicos de Nueva Zelanda", afirma.

La única pega, evidentemente, es la distancia que lo separa de los suyos. "Lo que echo más de menos es la familia que tengo en Nueva Zelanda, Samoa y Australia," dice. Aprovechando las fiestas navideñas, el pequeño Nico podrá conocer a sus abuelos por primera vez.

Identidad samoana

Año 2017. Después de la semifinal de la Liga entre el Silverstorm Salvador y la Santboiana, Joe Mamea y Afa Tauli, rivales sobre el césped, rezan conjuntamente en el centro del terreno de juego. La imagen, que se hace viral en pocas horas, muestra a dos personas unidas por el rugby pero también por sus raíces samoanas.

"La religión es muy importante en Samoa, en aquel momento Mamea era de los pocos samoanos que había en España... y yo ya había jugado con él", explica Tauli. Los dos jugadores no coincidieron en ningún club, sino que lo hicieron a la selección de samoanos-neozelandeses, un conjunto no oficial que reúne a los hijos de inmigrantes samoanos nacidos en Nueva Zelanda. "Me siento samoano, mis padres me han criado de esta manera. La vida allí es difícil, no hay muchas oportunidades. Ellos emigraron a Nueva Zelanda para trabajar y me dieron una vida mejor a mí y a mis cuatro hermanos", explica Tauli.

En un censo realizado el año 2013, casi 145.000 neozelandeses se identificaron a sí mismos como samoanos, constituyendo así una de las minorías étnicas más destacadas del país oceánico.

Aunque son realidades muy diferentes, el líder de la Santboiana se moja cuando se le pregunta por la situación de Catalunya. "Si realmente quieren el movimiento ¿por qué no probarlo? Samoa también era neozelandesa y se independizó, sólo hay que trabajar", dice.

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Un sueño en el Wanda

Actualmente Tauli representa a la selección española de rugby, y es que los jugadores extranjeros pueden ser reclutados cuando suman más de cinco años disputando la liga estatal. "Si quieren que juegue con ellos es porque consideran que soy uno de los mejores del país. Para mí es un orgullo, me da el privilegio de jugar a un nivel más alto", afirma.

El compromiso que tiene marcado en rojo en el calendario tendrá lugar el 29 de mayo del año que viene, día en que la XV del León –así llaman a la selección española– se verá las caras con un combinado de leyendas de los All Blacks en el Wanda Metropolitano de Madrid. "No será su equipo titular, pero traerán a muy buenos jugadores, espero que España me seleccione y pueda jugar contra mi país", reflexiona. Al fin y al cabo, siete años después de dejar Nueva Zelanda, sería una bonita manera de cerrar el círculo.

Afa Tauli, un hombre feliz. Con su niño en brazos y los palos del Baldiri Aleu en frente, nos mira y se despide: "Juego al rugby desde los 8 años, es mi trabajo soñado. Por eso siempre sonrío".