Yung Rajola (Lleida, 1994) no es uno de los artistas más conocidos de la música catalana, precisamente. Quintí Casals Baldomà, el trapero que hay detrás del a.k.a, tampoco. Si tuviera que apostar dinero, sin embargo, diría que su irrupción en la escena urbana y mainstream del país es cuestión de tiempo. De muy poco tiempo.

Este viernes, Rajola estrena su primer álbum de estudio, Cor Trencat, un disco que publica Halley Supernova –sello de Halley Records– y que cuenta con la colaboración de artistas consolidados como Lildami, el Noi de Tona, D.Mos o Sr.Chen, quien también se encarga de la producción. En esta entrevista, el leridano –trapero, publicista y lector de Camus– habla de Urquinaona, la precariedad juvenil o los problemas de la quinta de los 90; factores, todos ellos, que lo han inspirado para firmar su álbum de debut.

yung baldosa paz griera

Yung Rajola / Imagen cedida por Halley Supernova (Pau Griera)

Debe haber bastante gente que no te conoce. Preséntate, si quieres.

Soy un artista multidisciplinar que hace tres años empezó en el mundo de la música. Intenté ser una caricatura del trapero clásico mediante el catalán, la lengua con qué mejor me expreso, mi lengua madre. Venía de otras vertientes como la pintura, la poesía o la escritura y siempre había tenido ganas de hacer un proyecto más adulto. Es este disco, Cor Trencat.

Vamos al grano: has creado una canción para reivindicar la batalla de Urquinaona.

Es uno de los puntos de la canción. Gossos surgió de manera esporádica: llegué al estudio y el Sr. Chen estaba grabando un tema para el álbum de El Noi de Tona (quien también participa en el track). Habían pasado dos semanas desde los hechos de Urquinaona y cuando nos pusimos a escribir salió eso. No lo habíamos planeado, lo teníamos dentro nuestro. De hecho, el estribillo del Sr. Chen es completamente improvisado, no sabíamos ni lo que se disponía a decir.

Es una canción llena de rabia.

Somos una generación que ha sufrido una crisis tras la otra. Las hemos vivido sociales, económicas, existenciales y ahora estamos entrando en una nueva. De alguna manera, nos colgamos la medalla de tener esta actitud punk. Como jóvenes, no visualizamos nuestro futuro.

De eso iba Urquinaona, no sólo de independencia o no.

Lo teníamos dentro, el sentimiento era de querer quemarlo todo. Volver a empezar porque no veíamos un futuro.

"Crema containers, vàndal," decís en la letra. Ahora ya no quememos muchos de ellos. ¿Lo echas de menos?

¿Sí, por qué no decirlo? Si fuera por mí, todo tendría que empezar de cero. Evidentemente es imposible, pero como jóvenes tenemos que abrazar la revolución para intentar cambiar el futuro que viene.

¿Donde queda la batalla, un año y medio después?

Desde el 1-O Catalunya ha ido de capa caída. Lo qué era un sentimiento muy grande se ha desdibujado a base de hostias. Se tiene que entender, Catalunya no vive su mejor momento, pero desde España se ha cortado las alas a este proceso de golpe. Los políticos que nos representan en España, Catalunya y el mundo son cada vez más patéticos. En las próximas elecciones no tengo ningún representante.

yung baldosa paz griera

Yung Rajola / Imagen cedida por Halley Supernova (Pau Griera)

¿Estamos anestesiados o nos han anestesiado?

Los de nuestra generación estamos anestesiados, pero eso es porque tenemos muchos inputs que nos anestesian. Hemos vivido durante muchos años sin pensar en lo que vendrá, sin plantearnos nada de lo que estaba pasando ni quien nos estaba gobernando. Ahora que todo empieza a ir mal, que el mundo se ha roto por la mitad, nos hemos dado cuenta de que hay que cambiar las cosas. Somos una generación enfadada, sentimos que el progreso nos ha fallado. Como cada vez nos sacan más pasta y libertades, cada vez nos enfadamos más.

Dices que eres el trapero catalán que nos hará llorar. ¿Cómo lo conseguirás?

Lo que quiero decir con eso es que me desnudo mucho. En el mundo del rap, los raperos normalmente no muestran sus vulnerabilidades. Yo, en cambio, intento desnudarme de manera adolescente. Hablar de mí, pero también del mundo que me ha tocado vivir y de mi generación. Intento que con cada canción el oyente conecte conmigo. Las letras pueden ser introspectivas, poéticas o introvertidas, hablando de manera distópica de la misantropía. Así y todo, todo el discurso, gracias al sonido que le ha dado el Sr. Chen, es agradable de escuchar. Quizás te puedo hacer llorar, pero también busco la esperanza.

El álbum habla de los problemas de la generación de los 90. No tenemos pocos, precisamente.

El paro da miedo. También la precariedad laboral o el hecho de no tener tiempo para nosotros mismos. Son muchas cosas. Socialmente hablando, tenemos todos una visión cada vez más distópica. Ha pasado de todo durante muchos años, ha sido un sinsentido que ha salido adelante. No sabemos lo que vendrá y cada vez tenemos una visión más negra del futuro.

A los de nuestra generación, además, se nos exige ser creativos después de estar todo el día trabajando en trabajos de mierda.

Somos la generación más formada de la historia y tenemos un gran volumen de gente válida. Hay una frase de Movida Madrileña, de El Coleta, que dice "todo el mundo se artista, nadie tiene trabajo"; y es exactamente eso. Los que trabajamos en ámbitos creativos, además, tenemos que tener más de un trabajo, tenemos que ser productivos, ultraproactivos y tenemos que estar expuestos en las redes para hacer ver nuestros proyectos. Tienes que estar pensando en ti mismo y, a la vez, no tienes tiempo para ti mismo. Evidentemente siempre se ha trabajado y se tiene que seguir trabajando. Pero cuando tienes carrera, máster, 50 cursos, lenguas y más mierdas, pues toca los cojones tener que cobrar un sueldo precario.

¿Tienes la sensación, como yo, que la gran mayoría de jóvenes que nos rodean no son felices?

Estamos cargados de hostias, pero es normal. Somos una generación de gente muy formada profesionalmente, pero también en el ámbito personal. Es decir, estamos muy sobreinformados sobre todo lo que hay en el mundo y dentro nuestro. Nos conocemos tanto a nosotros mismos que hemos girado la tortilla. Nos sobreanalizamos, nos centramos en nuestras mierdas y nos olvidamos de las pequeñas y grandes cosas. A mí me pasa a menudo: consigo alguna cosa, pero como otro compañero o rapero también lo ha conseguido, para mí pasa a ser algo normal. Una cosa que tendría que hacerme ilusión se convierte en normal porque le pasa a más gente. Abres Instagram y constantemente ves como la gente se lo pasa bien. Tenemos tantos inputs que nos pensamos que nuestra vida es una mierda, y quizás no lo es tanto.

Queda claro que el discurso es que no tenemos futuro. Dame algún motivo para ser optimista.

Un libro que me ha ayudado cuando he estado hecho una mierda es El hombre rebelde de Albert Camus. Lo que te dice es que la vida no tiene sentido, que hay que nadar a contracorriente. Aunque dejes huella en el mundo, acabarás desapareciendo, pero, de alguna manera, que estés aquí también tiene un sentido. Si te dejas llevar, la situación todavía será peor y te irás a tomar por el saco. Hay que entender el momento en que fue escrito, Camus era un hombre con un sentimiento profundamente anarquista. Viendo cómo está el mundo, hay que nadar a contracorriente. No conseguiremos todo lo que queremos, pero alguna cosa sí.

¿Cómo es, el mundo del trap catalán?

Para mí es un mundo nuevo. Hay artistas y, por lo tanto, hay egos. Hay industria y, por lo tanto, hay dinero. Si lo coges y lo mezclas, hay cosas buenas y malas. El año de pandemia me ha permitido profesionalizarme. Yo iba a publicar el disco a lo loco porque vengo del underground y además soy leridano.

¿Qué quieres decir, con eso que eres leridano?

En Lleida nos falta un padre de la industria musical. La gente que tiene más reproducciones son Lorena de OT, Pau de Ponts, Koers —unos amigos y unos cracs— y Elane. Quizás empieza a haber una nueva hornada de gente que quiere poner Lleida en el mapa, pero nos falta educación con respecto a la industria.

A ti te ha fichado Halley Records, no es una de las discográficas pequeñas, precisamente.

Este año, junto con Guillem Planagumà, que es el tipo que me lleva el management y la producción —y que es un puto jeque, me he juntado con gente con el fin de poder hacer todo lo que se ve ahora. Llevar a un artista del underground hasta aquí ha sido un proceso que se me ha hecho difícil y tedioso, pero lo hemos sacado adelante y el resultado es inmejorable.

¿Qué esperas, de tu debut y del futuro?

Han sido unos meses extraños. El disco lo acabé hace casi un año, y como lo tenía en la cartera no me he sentido con ganas de hacer otro proyecto. Hacer un álbum siempre deja huella, tú le das sentido y esperas que llegue a la gente. El trabajo está bien hecho, me da igual que el producto final sea grande o pequeño porque la calidad es buena. Los artistas a veces estamos muy sujetos a los números y yo creo que tenemos que buscar un puto producto de calidad. El disco lo es. Evidentemente quiero vender, la inversión es de miedo y me tengo que salvar el culo, pero estoy contento con el resultado y me quedo con eso.