Soy de 1992. Soy millennial. He dicho y utilizado expresiones que ahora mismo me da vergüenza incluso recordar, pero os puedo asegurar que yo no "sirvo coño" ni lo serviré nunca. No sé si es que me he hecho mayor para estas cosas, pero estos neologismos (por decir de alguna manera) y estas expresiones que se ponen de moda de un día para el otro, personalmente me empiezan a costar.

Y es que "servir coño" y "por el culo" se han puesto de moda y no me pueden gustar menos ni parecer más burdas, desagradables y ordinarias. Os aseguro que no soy muy fina hablando, pero me sorprende mucho oír expresiones como estas en un programa de radio en pleno prime time, por ejemplo. Sobre estas expresiones, Magí Camps (filólogo y periodista a quien admiro mucho y con quien he tenido el placer de coincidir un par de veces) decía en una entrevista en Diari de Barcelona: "Estoy al corriente, sí. Me sorprenden, porque son muy chapuceras, pero son pertinentes en un registro coloquial, sobre todo por lo que tienen de reivindicación de género y por lo que supone para cambiar el machismo".

No sé si realmente estas expresiones tienen una reivindicación de género detrás y no sé si ir sirviendo coño hará que cambiemos el machismo. A mí me siguen pareciendo expresiones que se ponen de moda en Tik Tok y ya. Quizás el problema es precisamente este, que ya no sabemos distinguir un contexto formal de un contexto coloquial y quizás tenemos que entender que "no hay que servir coño" en un programa de radio y que no pasa nada si lo "servimos" en el bar, cuando hacemos una birra.

No sé si estas expresiones tienen una reivindicación de género detrás y si ir sirviendo coño hará que cambiamos el machismo; a mí me siguen pareciendo expresiones que se ponen de moda en Tik Tok y ya

Las frases hechas en catalán más conocidas y más sudadas que todo el mundo ha escuchado alguna vez se han vuelto auténticas desconocidas para nuestra sociedad. Es decir, la juventud sabe qué quiere decir "servir coño", pero no tiene ni idea de qué quiere decir "fer-ne cinc cèntims" o "anar amb el lliri a la mà". Intentad decir en una clase: "¿bien, alguien me puede fer cinc cèntims, del capítulo que hemos leído?" De repente, veréis caras de gente que se imagina a sí misma acuñando monedas de cobre con el capítulo que nos ocupa sin entender nada de nada. No sabemos qué quiere decir "fer-la petar" ni "amagar el cap sota l’ala", pero vamos por el mundo "sirviendo coño".

Independientemente de si estas expresiones son una forma de reivindicación o simplemente una vulgaridad sin sentido, la realidad lingüística del catalán es de emergencia lingüística y de situación crítica y esta situación exige que reflexionemos sobre la importancia de encontrar un equilibrio entre la informalidad y el respeto por la variedad y riqueza de nuestra lengua, y también sobre la importancia de preservar expresiones tradicionales mientras integramos y encontramos nuevas formas de expresarnos. Recordemos que las palabras tienen poder e impacto, y que la manera como nos expresamos refleja los valores de nuestra persona (y de nuestra sociedad). La palabra es una herramienta poderosa que se tiene que utilizar con conciencia y responsabilidad y, en todo caso, si queréis "servir coño", hacedlo con moderación y, a poder ser, con adecuación al contexto en que os encontréis.