Montserrat, 23 de octubre de 1940. Primera hora de la tarde. Hace 85 años. Heinrich Himmler, Reichfürer SS (jefe de la Gestapo —la policía política del régimen nazi alemán— y de las Schutzstaffel —los pelotones de seguridad del partido nazi alemán, conocidos popularmente como SS—) llegaba al monasterio. Himmler llegaría acompañado por un centenar de personajes (elementos de los regímenes nazi alemán y franquista español) que lo secundaban en su propósito. Cuando menos, su propósito oficial. La prensa de la época publicaría que Himmler había visitado Montserrat en busca del Santo Grial. ¿Pero esta versión era cierta? ¿El poderoso y siniestro número dos del temible régimen nazi alemán se tragaba y alimentaba una tradición sin ninguna base académica o científica? ¿Qué buscaban realmente los nazis en Montserrat?

Himmler y Orgaz Yoldi pasan revista a tropas del ejército español. Barcelona (1939) /Fuente: Arxiu Fotografic de Catalunya
Himmler y Orgaz Yoldi pasan revista a tropas del ejército español. Barcelona (1939) / Fuente: Archiu Fotogràfic de Catalunya

¿Qué era el Santo Grial y por qué se supone que lo buscaban los nazis?

El Santo Grial es una tradición de origen medieval que sincretiza el rito céltico de la licantropía (el consumo de sangre humana con el propósito de absorber la energía de la víctima) y la simbología cristiana (el cáliz con el que se recogió la sangre de la crucifixión de Jesucristo); y sostiene que quien bebe con este objeto alcanza la inmortalidad. Con la dispersión de los llamados apóstoles, el Santo Grial —un objeto que prefiguraba el aparato reproductor femenino—, habría viajado —de la mano de María Magdalena—, hasta el valle del río Roina (siglo I). Allí estaría, oculto durante siglos, hasta que, superada "la época oscura" (la Alta Edad Media) pasó a custodia de la recientemente creada orden del Templo (siglo XII). La misma tradición sostenía que después de la desaparición de la orden (1314) pasaría a manos de la estirpe real catalana.

¿Himmler se tragaba la historia del Santo Grial?

Con este relato, la visita de Himmler a Catalunya cobraba sentido. Pero solo aparentemente. Porque los interrogantes que rodean aquella visita siguen siendo los mismos. Si bien es cierto que la mitología céltica y, sobre todo, la germana, habían sido un elemento protagonista en la fabricación y en la divulgación del ideario nazi alemán y que desde todos los altavoces de difusión ideológica del régimen estos mitos habían sido elevados a la categoría de ídolos nacionales (por citar un solo ejemplo, el caballero artúrico Percival, protagonista de un relato mitológico y de la ópera Parsifal, de Ricard Wagner), ¿de verdad Himmler se tragaba la historia de Santo Grial? ¿Y de verdad pensaba que el Santo Grial estaba oculto en Montserrat? ¿O el Santo Grial solo era el pretexto oficial y aquella visita obedecía a otro interés?

Colas de racionamiento. Barcelona (1939) / Fuente: The Spanish Civil War
Colas de racionamiento. Barcelona (1939) / Fuente: The Spanish Civil War

¿Quién dirigía la comitiva que recibió y acompañó a Himmler a Catalunya?

Para dar respuesta a estas preguntas, resulta imprescindible saber cómo llegó, quién lo recibió, por dónde se movió y en qué contexto sociopolítico se produjo aquella visita. La respuesta a la primera cuestión no aporta ningún dato. Llegó con un avión militar alemán al aeródromo de El Prat. En cambio, la respuesta a la segunda pregunta ya apunta hacia una dirección más concreta. Himmler fue recibido en El Prat por el capitán general Luis Orgaz Yoldi (máxima autoridad militar en Catalunya; y que, en aquel momento, se hacía llamar , reveladoramente, Jefe del Servicio de Ocupación); y por el gobernador civil Wenceslao González Oliveros, un fanático que había ganado celebridad arrancando —con sus propias manos— las placas en catalán del nomenclátor vial de la época republicana y persiguiendo maestros que impartían, clandestinamente, en catalán.

¿Quién más estaba en la comitiva que recibió y acompañó a Himmler a Catalunya?

En aquella comitiva había, también y reveladoramente, Buenaventura Sánchez-Cañete (presidente de la Audiencia Provincial, es decir la máxima autoridad del aparato represivo judicial en Barcelona); José Aybar Pérez (dirigente del SIMP —el Servicio de Información Militar y Política que había urdido la detención del president Companys en la Francia ocupada—); José Ungría Jiménez (jefe de la policía secreta del régimen en Barcelona); Luis Reparaz Araujo (comisario jefe de la policía del régimen en Barcelona) y Carlos Trias Bertran (jefe provincial del Movimiento y, anteriormente, testigo de cargo en los juicios que sentenciarían a muerte Manuel Carrasco i Formiguera, líder de Unió Democràtica de Catalunya y Lluís Companys, president de la Generalitat). ¿Con este siniestro séquito, alguien puede creer que Himmler vino a Catalunya a buscar el Santo Grial?

Gonzalez Oliveros, Mateu Pla y Milán Campos / Fuente: Universidad Carlos III, Castillo de Perelada y Diputación de Barcelona
González Oliveros, Mateu Pla y Milán Campos / Fuente: Universidad Carlos III, Castillo de Perelada y Diputación de Barcelona

¿Qué había pasado y que pasaba en Barcelona?

Solo seis días antes (17 de octubre), un pelotón militar había fusilado al president Companys. El asesinato del president de Catalunya representaba un hito en la tarea de liquidación física de la resistencia catalana y republicana que se había impuesto el ejército franquista al inicio de la invasión del país (Ofensiva de Catalunya; diciembre, 1938 – febrero, 1939). Las prisiones de Barcelona (las instalaciones penitenciarias y los "agujeros" habilitados), concentraban cerca de 50.000 personas que morían víctimas de la inanición y las enfermedades. Solo en la Prisión Modelo, con una capacidad para 1.800 internos, el carcelero mayor del régimen, Isidro Castrillón López, había escondido a 20.000 personas. En un discurso ante aquellos presos de absoluta naturaleza política, Castrillon proclamaría "vuestra vida vale menos que la diezmillonésima parte de una mierda".

¿Qué más pasaba en Barcelona?

Un año y medio antes (16 de mayo de 1939) se había declarado un brote de tuberculosis que alcanzaría la categoría de epidemia. Las autoridades franquistas (Milà-Camps, presidente de la Diputación) cifrarían su afectación en "muchas personas". Pero investigaciones posteriores contabilizan miles de muertos. La prensa publicaría los llamamientos del Ayuntamiento, solicitando donaciones de particulares mientras proclamaba no tener recursos. Pero, en cambio, el alcalde Miguel Mateu Pla (despectivamente "Mateu de los hierros") ordenaría que el Ayuntamiento se hiciera cargo de la factura del alojamiento de Himmler y su comitiva en el Hotel Ritz: 13.000 pesetas (el equivalente a 65.000 euros). Los historiadores contemporáneos catalogan aquella epidemia descontrolada como "un arma bacteriológica del régimen franquista contra la población catalana".

Patio de la Modelo con el presos formados / Fuente: Blog Empleo|Ocupación Franquista
Patio de la Modelo con los presos formados / Fuente: Blog Empleo|Ocupación Franquista

¿Quiénes eran los cargos de la Gestapo que acompañaban a Himmler?

Según la prensa de la época, Himmler se hizo acompañar por un séquito de... ¡¡¡95 cargos de la Gestapo y las SS!!! Entre aquel sórdido colectivo había varios elementos con responsabilidades relevantes al régimen nazi alemán; pero había uno especialmente siniestro: el comandante-médico Ernst Baader, profesor de la Universidad de Berlín, especialista en "patologías pulmonares derivadas de la inhalación de gases tóxicos y materiales pesados", comandante del gueto de Minsk (Bielorrusia ocupada) y arquitecto de la Endlösung der Judenfrage (la solución final al problema judío). Dos semanas más tarde, Baader —retornado a su actividad— violaría y asesinaría con sus propias manos a la activista judía Masha Bruskina, de 17 años. ¿Con este séquito alguien se piensa que Himmler fue a Montserrat a buscar el Santo Grial?

¿Qué estaba pasando el mismo día en Hendaia?

Mientras Himmler se paseaba por Montserrat; el mismo día y a la misma hora, pero en Hendaia (País Vasco francés ocupado por Alemania); Hitler y Franco, y sus respectivos ministros de asuntos exteriores, Von Ribbentrop y Serrano Suñer, celebraban una reunión que tenía que decidir la plena participación de España en la II Guerra Mundial. Hitler pretendía "cobrar la factura" de la inestimable ayuda nazi al bando franquista durante la Guerra Civil española (1936-1939). Hitler sospechaba que de aquella reunión no sacaría nada; y ya había activado un "plan B" que consistía en derrocar a Franco y colocar al filonazi Serrano Suñer en su lugar. Himmler estaba al corriente y todo apunta a que el verdadero objetivo de la visita a Barcelona era evaluar los elementos más radicalizados del franquismo, destinados, por razones obvias, a Catalunya.

El comandante médico Ernst Baader / Fuente: Bundesarchiv
El comandante médico Ernst Baader / Fuente: Bundesarchiv

¿Qué pasó en Montserrat?

Según la prensa de la época, la visita de Himmler a Montserrat duró unas dos horas. La documentación gráfica revela que, en aquella visita, se hizo acompañar también por elementos destacados del régimen franquista en Barcelona, y la misma prensa (La Vanguardia Española, 24/10/1940), al día siguiente publicaba que "El Reichführer y las personalidades alemanas que integran su séquito regresaron de la excursión muy satisfechos". En cambio, la prensa no publicó la negativa del abad Escarré a recibir Himmler. Una "excursión" para ir a encontrar el Santo Grial que acabó con un portazo. Cuanto más profundizamos en los detalles de aquella visita, más estrambótica resulta la versión oficial. Por cierto, en reveladores documentos posteriores, Himmler diría que los dirigentes que el régimen franquista había situado en Catalunya eran unos perfectos incompetentes.

Entrevista de Hendaia. Fuente: Bundesarchiv
Entrevista de Hendaia. Fuente: Bundesarchiv