"En montañas de basura. Ningún beso de cordura, Ningún beso de... Dios me tendrá que proteger, ¿Qué va a pasarme en esta red?, ¿Qué va a pasar si me entrego y no funciona?, ¿Qué va a pasar si me tiro al barro ahora y sale mal?, ¿Qué va a pasar si no puedo soportarlo?, ¿Qué va a pasar si decido dar el paso y sale mal? Aguantaré, podré escapar, podré volver. Mi vida va a ser mejor de lo que fue, ¿Qué va a pasar si no lo es?", cantaban Los Planetas, grupo icono del indie estatal, en su canción 'Montañas de basura', tema de su disco capital Una semana en el motor de un autobús. Ayer, no eran más de las once de la noche, que una gran montaña de basura se apilonaba en la parte central de la zona de comedor del Fòrum. Era como una gran obra abstracta, una de aquellas esculturas de Antoni Tàpies, metáfora de lo que estaba siendo la primera jornada del festival Primavera Sound en su vuelta a la normalidad.

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❌ Ola de cancelaciones en el Primavera Sound 2022
 

Pasar ayer por el Primavera Sound era como hacer transbordo entre la línea roja y la verde en Plaça Catalunya un viernes a las siete de la tarde. Caótico y agobiante. Un mar de sudor entre oleadas de guiris quemados por el sol

La zapatilla deportiva perdida

Otra metáfora. Justo encaraba la subida que da acceso al Fòrum, me encontré una zapatilla deportiva. Sólo una. La derecha. Empezábamos con mal pie. Después todo fue un poco a peor para las 60.000 personas que estuvimos en la primera jornada del festival. Pasar ayer por el Primavera Sound era como hacer transbordo entre la línea roja y la verde a Plaça Catalunya un viernes a las siete de la tarde. Caótico y agoniante. Un mar de sudor entre oleadas y oleadas de guiris quemados por el sol. Porque el Primavera Sound se creó ahora hace 20 años en Barcelona, pero desgraciadamente la gente de Barcelona ya no va al Primavera Sound.

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Primavera Sound, un festival creado en Barcelona, que dice que quiere marcharse a Madrid. Foto: Oriol Rodríguez

El Primavera Sound se creó ahora hace 20 años en Barcelona, pero desgraciadamente la gente de Barcelona ya no va al Primavera Sound

Mucha barra

Y sí, también hubo grandes conciertos (de eso se trata, ¿no?), como el de Maria del Mar Bonet en el Auditori, o los de Tame Impala, Cigarettes After Sex, Pavement, Charli XCX o Bad Gyal. No los pude ver, los tuve que escuchar desde la cola de la barra dónde intentaba comprar una cerveza. Lo intenté hasta cuatro veces en cuatro barras diferentes. Después de esperar no menos de media hora en cada una de ellas, decidí marchar con el buche seco. Acabé perdido en aquella extraña frontera que es la zona que separa los edificios de lujo de primera línea de mar y el barrio de la Mina, haciendo una cerveza sin gas y unas bravas de procedencia dudosa que todavía ahora me están repitiendo. Cuando menos, a los cinco minutos ya lo tenía todo servido.

Desgraciadamente, en esta vida nada es para siempre, excepto que los guiris siempre vendrán a Barcelona, sea al Primavera Sound, al Sónar, al Cruïlla o al festival que alguien se aventure a crear si alguna vez queda un vacío por llenar

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El polémico mural de Ada Colau e Isabel Díaz Ayuso en el Primavera Sound 2022. Foto: EFE

Nada es para siempre

La edición del 2018 el Primavera Sound cerró sus puertas repartiendo caretas del presidente Carles Puigdemont entre los asistentes a la tradicional sesión final de DJ Coco. Con este mismo espíritu transgresor y gamberro, ayer el festival daba la bienvenida a los asistentes con un mural inmenso en que, en el más puro estilo TV Boy, se veía el alcadessa Ada Colau morreándose con la presidenta de Madrid Isabel Díaz-Ayuso. Era su manera de reclamar por enésima vez un trato mejor por parte de las autoridades locales, con el (tristísimo) chantaje de trasfondo de sí no obtienen lo que quieren marcharse a Madrid (si acaba pasando yo pondria de director artístico Gerard Piqué). Sería una verdadera lástima que el festival más icónico de Barcelona junto con el Sónar dejara de hacerse en la Ciudad. Pero a mí me han enseñado a que, desgraciadamente, en esta vida nada es para siempre, excepto que los guiris siempre vendrán a Barcelona, sea el Primavera Sound, el Sónar, el Cruïlla o el festival que alguien se aventure a crear si alguna vez queda un vacío por llenar.