Barcelona vibró anoche con la primera parada de la gira europea de Myke Towers. El Palau Sant Jordi se llenó de energía, ritmo y mucho perreo, en un concierto que dejó al público completamente rendido —y no solo por el calor de finales de mayo.

Michael Anthony Torres, conocido artísticamente como Myke Towers y apodado con los sobrenombres La Pantera o Young Kingz, es una de las grandes figuras del trap y el reguetón actuales. Nacido y criado en Puerto Rico, el epicentro de estos géneros, empezó a hacer música desde muy joven, pero no fue hasta el 2013 cuando publicó sus primeras canciones de forma independiente. Su gran salto llegó entre 2016 y 2018, coincidiendo con la época dorada de la música urbana latina. Con el álbum Easy Money Baby (2020), que incluye temas como , Si Se Da, La Playa, Girl o Diosa, se consolidó como un referente internacional. Tras varios trabajos más y éxitos como Lala, La Falda, Adivino o Jóvenes Millonarios, Myke ha decidido traer estos “temazos” a Europa, con una gira de 18 fechas —15 de ellas en la península y dos en Barcelona.

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La pantera del reguetón, Myke Towers, ha encendido el escenario del Palau Sant Jordi / Foto: Ricardo Rubio / Europa Press

Un concierto en directo no es una película

Myke Towers pisó anoche por primera vez el escenario del Palau Sant Jordi (la segunda cita es esta noche) con un espectáculo potente y meticulosamente diseñado. El inicio del concierto fue puro impacto visual: el cantante puertorriqueño emergió de bajo el escenario en lomos de una gigantesca pantera negra, fiel a su sobrenombre. La pirotecnia, los juegos de luces y los cañones de humo marcaron los puntos álgidos de la puesta en escena, reforzando el ritmo trepidante de sus hits. El repertorio se centró, principalmente, en su faceta más reggaetonera, pero también hubo espacio para sus raíces más trap. A lo largo de la noche, interactuó con los fans, invitando algunos a subir al escenario para cantar, grabar vídeos y firmar camisetas, en una demostración de estima hacia su público.

El concierto tuvo momentos en que parecía que sonaba la playlist perfecta del verano: tema tras tema, hit tras hit

El concierto tuvo momentos en que parecía que sonaba la playlist perfecta del verano: tema tras tema, hit tras hit, con una acústica que nos hacía sentir como si estuviéramos dentro de su propio estudio. Sin embargo, hubo un punto negativo: gran parte del público se pasó el concierto con el móvil en la mano, grabando casi cada momento. Solo se veía una reacción colectiva cuando Towers desplegaba su lado más sensual. Esta actitud resta espontaneidad y deshumaniza la experiencia, haciéndola más fría. Un concierto en directo se vive, se baila, se grita —no se graba como si fuera una película. A todos aquellos que todavía tenéis entrada para la segunda noche en Barcelona: preparaos para disfrutar de un auténtico espectáculo. Y sobre todo, dejad el móvil de lado, dejaos llevar por el ritmo, gritad, saltad, haced el bobo. Esta es la magia de la música en directo.