Ocultos detrás de las sábanas en un armario de su enorme casa en la Suiza italiana. Allí escondía sus diarios personales Patricia Highsmith, uno de los máximos exponentes de la novela policíaca y de misterio del s. XX. Rescatados en 1995 después de su muerte, llegan ahora a las librerías de la mano de Anagrama, que ha traducido una selección en Diarios y cuadernos 1941-1995. Las poco más de mil páginas de la recopilación muestran de forma exhaustiva la vida privada, las opiniones ásperas, el proceso creativo y el talento de una escritora brillante y cáustica a partes iguales y sobre quien siempre cernió la fama de misántropo y reservada.

Martinis, desventuras y confesiones

Pocas semanas después de que Patricia Highsmith muriera, Anne von Planta y Daniel Kleen, los editores suizos de la escritora, entraban en la que había sido su último casa, en un pequeño pueblo del mismo país. Lo hacían empujados por una revelación que habían recibido poco antes y que ninguno de los dos esperaba: Highsmith, famosa por guardar celosamente su intimidad, había escrito durante décadas diarios personales. Se lo había explicado la misma autora antes de morir, ya enferma, pero no los había confesado exactamente dónde encontrar los textos. La investigación fue larga, pero fue finalmente von Planta quien los localizó detrás de unas sábanas meticulosamente planchadas y juntos en un armario de ropa. "Tenía que ser un lugar que no se le acudiera a nadie", afirma. Había un total de dieciocho diarios y treinta y ocho cuadernos.

Highsmith, famosa por guardar celosamente su intimidad, había escrito durante décadas diarios personales

El volumen que ahora presenta Anagrama, editora de sus obras en España, es aproximadamente un 10% del material que von Planta encontró originalmente. Las ocho-mil páginas originales han sido reducidas hasta unas exhaustivas mil doscientas, que permiten sumergirse con profundidad en la interioridad de una escritora a menudo alérgica a hablar de ella misma. Seguramente es por eso que su publicación ha generado tanta expectación en los Estados Unidos, donde llegaron el año pasado, coincidiendo con el centenario de su nacimiento y donde resultaron una sensación literaria.

Los diarios testimonian infinitos martinis y resacas, desventuras eróticas, intentos de suicidio de amantes rechazadas y análisis de sus propias neurosis y de su proceso creativo

Conformados en muchas ocasiones por pequeños fragmentos, que acostumbraba a escribir de noche, los diarios testimonian infinitos martinis y resacas, desventuras eróticas, intentos de suicidio de amantes rechazadas y análisis de sus propias neurosis y de su proceso creativo. Highsmith se asoma a los textos con entusiasmo y vuelca tanto vivencias, como candentes reflexiones filosóficas y literarias. Los diarios también revelan un sorprendente catálogo de odios, crecidos con el paso de los años, y en los cuales se incluye latinos, coreanos, indios, nativos americanos y mexicanos. Muestran también en parte su sorprendente antisemitismo que von Planta, su editora, califica como "misterio", teniendo en cuenta que entre sus amigos y amantes había muchos judíos.

Escritos en cinco idiomas diferentes y en una letra a veces poco inteligible, pretenden retratar el proceso por el cual Highsmith se convirtió en Highsmith

La selección y edición del material, tarea que von Planta ha convertido en uno de los trabajos centrales de su vida, ha sido un proceso que ha durado décadas. "Hemos hecho el proceso pensando en un público general, no es un libro para eruditos", afirma la editora. "Hemos intentado concentrarnos en temas o puntos más importantes, haciéndolo lo más equilibrado posible y sin sobre-representar nada", añade. Escritos en cinco idiomas diferentes y en una letra a veces poco inteligible, pretenden retratar el proceso por el cual Highsmith se convirtió en Highsmith.

Diarios y cuadernos Patricia Highsmith
Anagrama publica Diarios y cuadernos 1941-1995 de Patricia Highsmith

Éxito literario y cinematográfico

El éxito de la escritora, nacida en una familia conservadora de Texas a principios de los años 20, siempre tuvo un doble filo: por una parte la literatura y por la otra el cine. Y es que la fuerza de sus historias, a menudo de intriga, a menudo policíacas, sin pertenecer del todo al género, las convirtieron en un imán para los directores de cine. El primero y más célebre de llevarlas a la gran pantalla fue Alfred Hitchcock en la icónica Extraños en un tren (1950). Le sucedieron otros como Wim Wenders o Anthony Minghella, que adaptaría El talento de Mr. Ripley con Matt Damon de protagonista, uno de sus personajes más famosos.

El primero y más célebre de llevarlas a la gran pantalla fue Alfred Hitchcock en la icónica Extraños en un tren

Como Ripley, un joven educado y de maneras encantadoras que esconde un reverso violento, los personajes de Highsmith a menudo están atravesados por la dualidad, como si fueran parejas: el honesto y recto Guy y el malvado Bruno a Extraños en un tren, el joven sin escrúpulos Ripley y el seductor Dickie, Carol y Therese en la novela lésbica Carol (1952), que la autora publicaría con seudónimo y que no reconocería hasta la década de los noventa. Y el juego de máscaras también se infiltraba en su propio carácter, arisco y amargo de puertas hacia afuera, y lúcido, introspectivo y a veces apasionado como se muestra en los diarios.

Highsmith trabajó durante años en su juventud como guionista de cómics, rodeada del universo de superhéroes y de dibujantes fumadores

Sin posibilidad de conseguir trabajo en las célebres revistas de Nueva York, donde deseaba escribir, Highsmith trabajó durante años en su juventud como guionista de cómics, rodeada del universo de superhéroes y de dibujantes fumadores entre los cuales se encontraba ni más ni menos que Stan Lee. En el efervescente Greenwich Village neoyorquino, la escritora se despertaba y después de desayunar volvía a la cama|lecho enseguida, explica von Planta. "Buscaba recuperar el estado ensoñador de acabar de despertarse para pensar ideas para sus libros. Quería el mínimo de control sobre su escritura". Comía a menudo con sus amantes después de acabar el trabajo, en comidas en las que siempre abundaba la bebida. Por la tarde se dedicaba a escribir, entregándose con entusiasmo, lo mismo con que se entregaba a la vida y al amor, mientras se preguntaba cómo era posible "dedicarse a la prostitución durante el día y al arte durante la noche", refiriéndose a las vicisitudes de su puesto de trabajo.

Entiendo por qué la gente bebe: es para tener la confirmación que son los individuos más importantes del mundo

Por la noche, a menudo se entregaba a las fiestas del Greenwich e incluso escribía los diarios bien entrada la noche, después de estos etílicos acontecimientos. Andrew Wilson, autor de su biografía con motivo del centenario de su nacimiento el año pasado, no desconfía a la hora de calificarla de alcohólica crónica, una tendencia que se intensificó con el paso de los años, paralelamente a su misantropía. "El impulso de beber es el mismo que empuja a uno a sumergirse en la persona amada", escribe en un pasaje de su diario. "Entiendo por qué la gente bebe: es para tener la confirmación que son los individuos más importantes del mundo", dice en otro.

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Patricia Highsmith visitó Barcelona en diversas ocasiones

Highsmith en Europa y en Catalunya

La escritora tuvo una relación muy estrecha con las editoriales europeas y el público lector europeo, continente donde a menudo vendía más libros que en los Estados Unidos y donde se convirtió en una de las voces literarias clave de la segunda mitad del s. XX. Y visitó varias veces tanto España como Barcelona. En una cena con el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, recuerda el editor de Anagrama, Jorge Herralde, utilizaron el francés como lingua franca durante la comida. Después, Herralde le comentó que Galván había cenado con el Papa hacía poco y que los dos habían hablado latín. "Espero que su latín fuera mejor que su francés", respondió Highsmith, lacónica.

Los diarios de la escritora abren la puerta a una interioridad fascinante y compleja

Cuando hace ciento un años de su nacimiento, los diarios de la escritora abren la puerta a una interioridad fascinante y compleja. La de una autora que afirmaba que prefería la compañía de los animales a la de las personas, que se entregó a vivir la juventud de forma excesiva, explorando todas las identidades posibles, y a quien von Planta compara con una "ostra". "Nos queda degustar los libros y la sensación de peligro. Penetrar en su inquietante y adictivo territorio de arenas movedizas", recuerda Herralde. "Por la noche no me llama nadie. En el silencio, escucho mís propias voces", dice ella.