Que te dediquen una giganta y la saquen a bailar en las fiestas patronales significa alcanzar la verdadera nobleza pop. Shirley Bassey —la Núria Feliu galesa— fue nombrada Dama Comendadora del Imperio Británico, recibió la Legión de Honor francesa y le dieron las llaves de su ciudad. Fruslerías. La gran dama de Sants, en cambio, en 2011, se hizo construir una giganta para auto-homenajearse. (También recibió la Cruz de Sant Jordi, vale, pero a quién le importa esa baratija.) No un bufonesco cabezudo, no: el colosal icono popular de una reina de barrio. Una figura a la altura de todo un mito de la catalanidad. El camp elevado a cinco metros del suelo. Y esta desproporcionada imagen perennemente acabada de salir de la peluquería, con aros de choni, traje chaqueta con hombreras, ramo de violetas en una mano y una partitura de Cançó de Sants en la otra, vuelve al Palau (si bien a uno de diferente del escenario de sus interpretaciones más brillantes) para darnos a todos la bienvenida al homenaje póstumo que acaban de erigirle: la más que recomendable exposición Núria Feliu en el Palau (Robert).

Quién se acerque a mi generación y coordenadas la recordará injustamente como una ‘tieta’ cupletista que aparecía en algún capítulo de Teresina S.A

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Exposición en el Palau Robert. 

Quién se acerque más o menos a mi generación y coordenadas (quienes pertenezcan a una añada posterior o hayan nacido más allá de Montserrat es muy probable que la desconozcan por completo) recordará injustamente a Núria Feliu (1941-2022) como una tieta (uno de los fenotipos conductuales clásicos asociados a la catalanidad) cupletista que aparecía en algún capítulo de Teresina S.A. y, mucho tiempo después, hizo una versión bastante solvente del History Repeating de los Propellerheads (feat Shirley Bassey). Quién haya diggeado algo más en sus raíces musicales, sabrá también que la barcelonesa fue célebre por acercarse al repertorio norteamericano: estándares de jazz, musicales y temas de películas, en un momento de gran influencia de la canción francesa.

La muestra concebida para poner remedio a nuestra ignorancia hacia las grandes damas patrias

Sin embargo, quien haga el favor de acercarse a esta exposición fantásticamente museografiada que, capitaneada por Òscar Dalmau, el gran connoisseur del 'pop a la catalana' (amén de amigo personal del artista), guionizada por Julià Guillamon y documentada por Fermí Puig, descubrirá facetas menos conocidas de Feliu como la de dependienta de legumbres y conservas en el mercado de Sants, frontwoman de grupos ye-yé, actriz de teatro experimental, gran dama del jazz, anfitriona de Ella Fitzgerald, rara avis de la Nova Cançó, conquistadora del Waldorf Astoria, reina nochívaga de las boîtes barcelonesas, cover girl, protagonista de tebeos y colecciones de cromos, activista antifranquista… Incluso un icono glam y punk gracias a las camisetas con su rostro bowienescamente atravesado por un rayo o con un imperdible clavado en la nariz: "Dios Salve la Feliu. Sants es Punk." Y por si fuera poco, regalan un programa chulísimo que incluye un póster exclusivo de la polifacética cantante.

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Exposición en el Palau Robert. 

La giganta de Núria Feliu, como decía, nos dará la bienvenida hasta el 19 de mayo a esta muestra concebida para poner remedio a nuestra ignorancia por las grandes damas patrias. Y como parte de los actos dedicados a su inspiradora, el Palau Robert ha organizado dos conciertos gratuitos en el jardín. El primero, un Homenaje de la Big band de Granollers, fue el pasado domingo 14. El segundo, ideado por Andreu Rami, se celebrará el día de la clausura y contará con la intervención de varios artistas, todos bajo el lema "Feliu icónica". Por su parte, el otro Palau, el de la Música, le dedicará un gran concierto el 15 de mayo. Recuerda: Support Your Local Divas!