Cecilia Giménez, la pintora aficionada que en 2012 se convirtió en un fenómeno de internet por la restauración fallida del Ecce Homo del santuario de Misericordia de Borja, en la provincia de Zaragoza, ha fallecido a los 94 años, según ha confirmado a la cadena SER el alcalde del pueblo, Eduardo Arilla. La restauración que la mujer intentó hacer de una discreta pintura mural trascendió a los medios y se convirtió en objeto de una avalancha de burlas. La obra que resultó afectada por la actuación de Giménez, que en ningún caso actuó con mala intención, era del pintor Elías García Martínez.

Giménez, que cuando se hizo viral tenía 81 años, ha fallecido finalmente en la residencia donde vivía desde hacía tiempo. Su intervención sobre la pintura, a pesar de ser una restauración fallida, acabó convirtiéndose en una especie de atracción turística. Tanto es así que desde la polémica que generó su intervención artística sobre el mural, el santuario de Borja ha recibido la visita de más de 300.000 personas. “Ha cumplido su deseo de morir tranquila, con toda la sociedad borgiana a su lado y, sin duda, una gran pérdida para el pueblo porque muere una persona muy querida, muy afectuosa y que, además, lo ha dado todo por el Santuario de la Misericordia”, ha declarado el alcalde a la radio.

Cecilia Giménez había sido desde siempre una aficionada a la pintura y con 81 años ya había realizado algunos pequeños trabajos en otros centros religiosos (por ejemplo, retoques a un lienzo de la Virgen del Carmen del Convento de Santa Clara de Borja). En 2012 se lanzó a la tarea de repintar el Ecce Homo y su intención desembocó en la alteración de la obra original. La mujer comenzó haciendo retoques en la túnica de la figura, pero después le resultó imposible reproducir los trazos originales del rostro de Cristo.

Gran repercusión mediática

En un primer momento, las autoridades locales de Borja consideraron que la pintura mural había sido objeto de algún acto vandálico, pero Giménez salió al paso y declaró que el párroco de la iglesia le había dado permiso para repintar la obra y que estaba inacabada. Las imágenes se difundieron antes de que ella pudiera terminar con su proyecto de repintado y la polémica en las redes sociales estuvo servida. A Giménez no se le permitió continuar trabajando en la restauración. La anécdota dio la vuelta al mundo, se hicieron eco medios internacionales e incluso cruzó el Atlántico. Las autoridades llamaron a expertos para ver si se podía salvar la pintura, pero se determinó que era imposible.