Banda de culto de nuestro ecosistema sonoro, Mishima rompían cinco años de silencio creativo con la publicación de El agua clara, su noveno álbum de estudio, trabajo que ya figura entre las obras más destacadas de su discografía. Meses después de su aparición, la formación capitaneada por David Carabén sigue presentando sobre los escenarios unas composiciones que comparten protagonismo con clásicos imprescindibles de su repertorio. Lo harán este sábado en el Norai, un festival especial, de aquellos en que todavía puedes disfrutar (en familia) de la música en proximidad, del que son los principales cabezas de cartel. Hablamos con Carabén de esta última obra, del propósito atemporal de su música y del sentido de la creación artística.

Hace justo un año que publicasteis L'aigua clara, con la perspectiva de que da el tiempo, ¿cómo valoras ahora el disco?
A nivel de sonido, creo que es uno de los mejores discos que hemos hecho nunca. Conseguimos un sonido magnífico porque ya era la tercera vez que grabábamos en Black Box. Las canciones dan buena fe del momento en que nos encontramos con la banda, reflejan una paleta de colores emocionales lo bastante rica y son de estilo y temática también muy diversa y creo que un año después todavía muy al orden del día. En el apartado de los "peros", te diría que el tono general del disco se nota muy afectado por el estado de ánimo -solo esperanzado a medias- del fin del confinamiento.

Imagino que, de alguna manera, un disco es un ente vivo que va creciendo y transformándose con el tiempo. ¿Cómo han avanzado estas canciones en estos últimos meses?
A base de tocarlas en directo, no solo por la manera de resolverlas encima del escenario sino también por como las va recibiendo el público, las hay que intuyes que se están convirtiendo en clásicos que tocaremos muchos años y las hay que ya ves que forma parte del momento. También las hay que ves que no funcionan para según qué tipo de conciertos.

Compongo para explicarme, cantarnos, bailarme, convivirnos, soportarme, en este momento. Si consigo hacerlo lo suficiente bien, la canción ganará autonomía y no dependerá de mi aliento para seguir siendo cantada

¿Aspiras que tu música sea atemporal?
Siempre compones con este propósito. De hecho, no creo que haya nadie que se cierre a dar forma a alguna cosa sin aspirar que esta forma aguante el paso del tiempo.

¿Piensas de vez en cuando (o a menudo) en cómo será interpretada tu música en el futuro?
No escribo para el futuro. Compongo para explicarme, cantarnos, bailarme, convivirnos, soportarme, en este momento. Si consigo hacerlo lo suficientemente bien, la canción ganará autonomía y no dependerá de mi aliento para seguir siendo cantada.

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Mishima actúan este fin de semana en el festival Norai

¿Por qué (y perdona que me ponga tan trascendental) cuál es el sentido, para ti, de la creación artística?
Sentidos hay muchísimos. Pero seguramente llegan a posteriori, después de obtener mucho placer por el simple hecho de manipular las formas, en mi caso, de rascar la guitarra jugando con sonidos o de cantar. Hay una parte puramente sensual, de juego y de placer, que creo que es el que lo pone en marcha todo.

Encima del escenario asistes al acto total de comunicación que puede ser una canción, la cantas, la sientes y ves cómo la gente la recibe y la canta o la baila y la siente contigo

Va, empezamos con el tema del directo... ¿Llevar las canciones al escenario es cuando todo acaba tomando sentido?
Encima del escenario asistes al acto total de comunicación que puede ser una canción, la cantas, la sientes y ves cómo la gente la recibe y la canta o la baila y la siente contigo. Es muy bonito

¿Es una pregunta odiosa, porque de noches especiales debes haber vivido a decenas, pero hay conciertos que recuerdes por aquella cosa intangible que los hace únicos?
Hay muchos conciertos memorables, y las razones que lo sean pueden ser muy diferentes. Pero seguramente los que nos conmueven más son aquellos en que nos sorprende un reconocimiento con que no contábamos. Llenar una sala que hasta hace poco considerabas inalcanzable o notar las ganas de pasárselo bien o de reivindicarse que puede tener el público en contextos muy desfavorables, por ejemplo, o en situaciones nuevas.

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David Carabén en pleno acto total de comunicación

Porque... ¿para ti, como espectador, hay algún concierto que te haya cambiado?
Ha habido muchos conciertos de otros artistas que me han emocionado mucho y que te remueven por dentro. Tengo la suerte de que todavía me pasa a menudo y es una cosa que disfruto muchísimo.

Aquello que hace especial los conciertos depende más del público y del ambiente que somos capaces de crear los unos con los otros que no de nosotros mismos

¿Y los conciertos a las noches de verano, también tienen alguna cosa de magia, no?
Casi en todos los conciertos que damos hay alguna cosa que intentamos mejorar o hacer diferente. Pero en realidad, aquello que hace especial los conciertos depende más del público y del ambiente que somos capaces de crear los unos con los otros que no de nosotros mismos. Confío en que en el Norai habrá un ambiente magnífico, por cómo me han dicho que está montado.

Hace un año que publicasteis vuestro último disco. ¿Ahora tendremos que esperar cuatro más a tener canciones nuevas vuestras?
Esperemos que este intervalo entre disco y disco sea mucho más corto

¿Te da miedo que llegue un momento en que ya no tengas nada que decir?
No me da miedo, no tener nada que decir. Me pasa muy a menudo. Entonces callo y escucho a los demás (risas).