John Le Carré (David John Moore Cornwell) ha presumido siempre de que sus libros de espías se inspiran en sus vivencias personales en el tiempo que trabajó para el servicio secreto británico. Ahora, John Le Carré presenta un libro de memorias, Volar en círculos, que Edicions 62 anuncia como "El libro más esperado. La verdadera historia de uno de los escritores más leídos del mundo".

Sin grandes intimidades

La contraportada parece contradecir abiertamente el lema de la faja. Se ha escogido una cita del autor que se adecua mucho mejor al contenido del libro: "Un buen escritor no es experto en nada excepto en él mismo. Y, si es listo, sobre este tema calla". Y, en realidad, en estas memorias, sólo pueden encontrar el barniz de la personalidad de Le Carré. Que nadie espere confesiones ni intimidades. El escurridizo autor logra escribir un libro de contenido autobiogràfico sin revelar nada de él mismo. En esta obra ni siquiera hay sexo, y no creo que Le Carré sea un prodigio de castidad. En realidad, los únicos episodios en que realmente Le Carré se destapa, y realmente son los mejores, son los dedicados a su padre, un pintoresco timador de historia muy turbia, que no era precisamente un padre modélico.

Una bomba sin espoleta

Si alguien esperaba alguna revelación que hiciera temblar los secretos oficiales mejor guardados del Reino Unido, quedará bien decepcionado. Le Carré dejó el MI6, con el que había colaborado, hace más de cincuenta años. Y no está claro que tuviera nunca trabajos de una cierta responsabilidad. Además, desde el principio el autor deja muy claro que no pretende provocar ningún terremoto político. Algunos capítulos del libro son historias que ya habían sido publicadas anteriormente. Y otras se pueden encontrar en cualquier hemeroteca.

La novela menos novela de Le Carré

Volar en círculos es un conjunto de relatos independientes, todos ellos con un trasfondo autobiográfico. Muchos explican anécdotas que en su momento podrían haber sido interesantes, pero que han ido perdiendo vigencia con el tiempo. Los protagonistas de algunas de las historias hoy en día han caído en el olvido y son casi desconocidos. Algunas de las historias que giran entorno a personajes realmente importantes, son bien intrascendentes. Le Carré presume de sus encuentros con grandes intelectuales, pero ninguna de las historias que explica provoca sorpresa ni un gran interés...

Fresco y ligero

Y, pese a todo, John Le Carré demuestra ser un gran narrador. Sus mejores obras, como Llamada para el muerto, La gente de Smiley o El sastre de Panamá han encabezado las listas de best-sellers porque el autor tiene un inmenso talento narrativo. Es ágil y sabe colocar anécdotas. Y esta virtud también la tiene en Volar en círculos. Pero esta ligereza acaba suponiendo, aquí, una limitación para el libro. Se podría esperar que un hombre de la experiencia y la inteligencia de Le Carré transmitiera en sus memorias reflexiones interesantes sobre la existencia humana. Pero nada de eso aparece en Volar en círculos. Le Carré vuela para no aterrizar: todo acaba cayendo en una cierta banalidad. Nada es demasiado serio ni demasiado sesudo.

Herramienta para los fans

Inevitablemente, el lector tiene la tendencia a comparar Le Carré con Grahan Greene, ya que los dos fueron agentes secretos británicos y se hicieron famosos por sus novelas de espías. Pero la comparación entre las obras autobiográficas de ambos es muy favorable a Greene (sólo hay que leer  Viaje sin mapas). A pesar de todo, estas memorias pueden resultar muy interesantes para los incondicionales de Le Carré porque dan algunos parámetros clave para interpretar sus obras. Le Carré explica cómo algunos personajes reales han inspirado a sus personajes de ficción. Y así nos ayuda a aclarar el confuso entramado de ficción y realidad que aparece a sus novelas. Uno entramado confuso que ha sido construido, no lo olvidemos, por el propio Le Carré.