Los primeros minutos de La desconocida plantean una situación que pone los pelos de punta: una menor y un adulto con intenciones oscuras se citan en un rincón de un parque. Pronto sabremos que se han conocido en un chat y que él, después de hacerse pasar por un chico adolescente, la ha obligado a quedar. El ciberchantaje, cada vez más presente en las páginas de sucesos, estaba en el punto de partida de Grooming, la obra teatral de Paco Bezerra, y lo está en la versión cinematográfica que firma el cineasta Pablo Maqueda (Dear Werner). En la película, el encuentro de ambos protagonistas no es más que el inicio de una pesadilla que utiliza elementos de thriller para escapar de los caminos imaginados por el espectador. Es inevitable pensar en Hard Candy (2005), Maqueda también hace que el espíritu de Alfred Hitchcock sobrevuele en la trama, demuestra su estima a los elementos malsanos de determinado cine coreano, y añade pinceladas de La Caperucita Roja y de Alicia en el País de las Maravillas.

La sorpresa constante es uno de los elementos clave de un film que se pone en manos de dos intérpretes fabulosos. Él, Manolo Solo, actor de largo recorrido, secundario imprescindible en títulos como Celda 211, Las 13 Rosas o aquel arrastrado personaje con disfonía de Tarde para la ira que le dio el Goya, y que ahora acaba de presentar en el Festival de Cannes la esperadísima nueva película de Víctor Erice, Cerrar los ojos. Ella, Laia Manzanares (Barcelona, 1994), irrumpió en nuestras vidas haciendo la Oksana de la serie Merlí, y desde entonces no se ha detenido: teatro (Temps salvatge, Amanda T., Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra), televisión (Hache, Estoy vivo, Los favoritos de Midas) y cine (El Reino, Sense sostre, Alegría), y la sensación de que, con La desconocida, ha llegado un salto adelante, un punto de inflexión profesional: “Yo nunca pienso en estas cosas, la verdad”, rechaza. "Solo me concentro en ir al rodaje, o subir al escenario, y hacer el mejor trabajo posible, y a partir de ahí ya todo lo que pueda pasar queda lejos de mis manos".

Entrevista Laia Manzanares, actriz, a Barcelona Film Festival02
Laia Manzanares es la protagonista de La desconocida / Foto: Carlos Baglietto

Los peligros de las redes sociales

Nos cuenta el cineasta Pablo Maqueda que cruzarse con nuestra entrevistada tuvo algo mágico: “Cuando la directora de casting Aratza Vélez nos enseñó su foto, Paco Bezerra dijo que le recordaba a la Isabelle Huppert de La pianista. Y resulta que aquella había sido una de las referencias con las que jugamos a la hora de construir el personaje femenino en el guión. Fue conocerla, ver cómo era Laia, y ya no hablo sólo como intérprete, también como persona, y lo tuvimos claro”. Laia sonríe cuando le trasladamos la comparación: “¡Creo que exageran mucho! Pero obviamente me hace sentir muy halagada. ¡Es muy fuerte esto!”.

Me interesaba mucho que se hable del ciberacoso, o del acoso en general. Creo que es un tema que debería estar sobre la mesa, tal y como tenemos el mundo, tal y como está internet y tal y como tenemos el uso de las redes sociales

Es extremadamente delicado estirar del hilo argumental de una película que basa gran parte de su fuerza en la reacción de los espectadores ante determinados giros argumentales que mezclan sorpresa, incomodidad, cierto malestar y risas nerviosas. “Tengo que morderme mucho la lengua, tengo que ir con mucho cuidado en las entrevistas, cómo me gustaría poder hablar de la trama sin censurarme”, razona. “Sí que podemos decir que me interesaba mucho que se hable del ciberacoso, o del acoso en general. Creo que es un tema que debería estar sobre la mesa, tal y como tenemos el mundo, tal y como está internet y tal y como tenemos el uso de las redes sociales. Está a la orden del día y quizá no se habla lo suficiente”. La actriz sigue reflexionando, y relacionando la premisa de La desconocida con lo que genera entre el público. “Cuando hablamos de determinadas cosas, es imposible no provocar sentimientos en el espectador de rechazo, incomodidad, mal rollo. Van implícitos...” Continuamos pisando sobre terreno lleno de minas, y le preguntamos por su personaje y por la interacción con su compañero de aventura, Manolo Solo. “El viaje que realiza Carolina es un reto como una catedral. Pero hemos venido a jugar, nos gusta jugar y nos gustan los retos. Y quizás uno de los mayores era rodar con Manolo, que es el puto mejor actor de este país. ¡Hay que decirlo! De entrada te sientes más pequeñita, piensas que no tienes nada que hacer ante este monstruo, pero es verdad que trabajar con gente así te hace mejor. Es un tipo de reto que a mí me hace crecer, de alguna manera también me ponía mucho, porque al final se trata de trabajar con alguien a quien admiras, voy a tomar nota de todo lo que haga para que yo de mayor quiero ser una Manolo Solo”, afirma entre carcajadas. “No sé si es por el síndrome de la impostora, pero sientes que debes demostrarle que puedes estar a su altura, que podemos trabajar juntos”.

Manzanares nos cuenta que una de las claves del trabajo con Solo fue la conexión que tuvieron enseguida: “Podría no haber pasado, pero a nosotros, el planteamiento de la historia, basado en el trabajo de dos actores, nos generó una complicidad enorme. Algo muy chulo que tuvo el proceso creativo de la película, y que no pasa mucho, es que ensayamos muchísimo. Yo lo agradezco, porque después vas a rodaje con una firmeza que te hace no dudar, que expulsa las inseguridades, ya sabes por dónde va la cosa. En las lecturas de guión y ensayos, el director propició que Manolo y yo hiciéramos muchas propuestas, para integrar el guión y hacerlo nuestro. Y nos entendimos muy bien, de hecho nos pasamos el rodaje riéndonos y cantándonos Oliver y Benji. Tuvimos una conexión muy especial, un vínculo muy fuerte, que nos ayudó mucho”.

Entrevista Laia Manzanares, actriz, a Barcelona Film Festival03
Laia Manzanares, la actriz que ser el Uma Thurman / Foto: Carlos Baglietto

De Kill Bill a Merlín

La solidez de la carrera de nuestra entrevistada no ha dejado de crecer desde esos primeros pasos en la Sala Beckett de Barcelona, con el evidente antes y después que supuso su fichaje por la serie Merlí, un fenómeno en Catalunya pero también en Latinoamérica, que aún hoy le recuerdan por la calle. “Yo tenía la ventaja de saber dónde me metía, porque me incorporé en la segunda temporada. Pero fue una bomba desde el principio, de un día para otro la gente me detenía por la calle. Y, de hecho, todavía me ocurre, todavía me hablan de la serie. Ayer mismo, y ya hace cinco años de Merlí, me paraban y me preguntaban si yo era Oksana... Procesarlo depende un poco del día que tienes, pero en todo caso, si quieres ser actriz, la posible popularidad forma parte del pack, y no creo en modo alguno que sea una mierda: de hecho es guapo, sientes que se valora tu trabajo y eso es muy agradable”.

Ayer mismo, y hace cinco años de Merlí, me paraban y me preguntaban si yo era el Oksana... Procesarlo depende un poco del día que tienes, pero en todo caso, si quieres ser actriz, la posible popularidad forma parte del pack, y no creo en modo alguno que sea una mierda

Manzanares vive un momento dulce. Después de La desconocida la veremos en dos óperas delgadas firmadas por directoras noveles, Lo que queda de ti, de Gala Gracia, y Quest, de Antonina Obrador. “Supongo que es casual, pero es bonito participar en primeras películas, se respira la necesidad de los autores de contar sus historias. Hay una energía genuina, muy especial, quizás también hay más inquietud, porque no tienen experiencia, pero lo que manda son las ganas especiales que se notan”. Es posible que los sueños de aquella niña de 9 años no se hayan cumplido del todo (“recuerdo que vi a Kill Bill, y me quedé completamente impactada, pensando que de mayor quería ser Uma Thurman. Creo que la semilla de interpretar se plantó allí”, confiesa entre carcajadas), pero sí tiene claro que las cosas le van más que bien: “Estoy muy agradecida porque puedo vivir exclusivamente de mi trabajo como actriz. Y esto, en nuestra profesión, es un privilegio. Tuve una época de camarera, soy un cliché (risas), pero también es verdad que enseguida hice Merlí y a partir de ahí fui empalmando trabajos. He hecho televisión, teatro y cine. y hasta la fecha. Continuar así es una suerte inmensa”.