Gran dama del hip-hop, Mala Rodríguez actúa esta noche en la sala Metric de Barcelona dentro del ciclo Secreto a voces by San Miguel organizado por Dice y Party People United, actuaciones en formato exclusivo (sólo se ponen en venta una treintena de entradas) de las cuales no se anuncia el artista invitado hasta un par de días antes.

La rimadora andaluza, establecida en Catalunya desde hace años, revivirá los temas de su primer disco, el icónico Lujo ibérico, del que ahora está celebrando el 20 aniversario, en versión acústica acompañada de la guitarrista María León.

Dos décadas de trayectoria que La Mala, que este mismo viernes estrena nuevo tema en colaboración con la canadiense Haviah Mighty, una de las voces más interesantes del circuito rap actualmente, ha repasado en el libro, relato de una sinceridad conmovedora, Cómo ser mala. "Desde hace años que venía recibiendo ofertas para escribir un libro sobre mi vida. Pero sentía que todavía no estaba lo bastante lejos de todo para explicar con perspectiva las cosas que he pasado. Ahora estoy atravesando un momento muy bonito, en equilibrio conmigo misma, entendiendo todo lo que he vivido hasta llegar aquí. Sólo puedes volver a tu pasado si lo haces con paz y amor en tu corazón".

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Mala Rodríguez explica su vida en el libro Cómo ser mala / ​Foto: Codea Studio - Laia Benavides

—Siempre me gustó la música. Siempre, desde muy pequeña ya cantaba, rimaba y bailaba. Pero también quería estudiar. Quería estudiar filosofía. Y también quería estudiar literatura. Quería hacer diseño de moda. Quería hacer muchas cosas, pero la vida es la que acaba escogiendo por ti, y para mí escogió la música.

—Escribiendo Cómo ser mala me di cuenta de que tenía muchas lagunas, que había muchos capítulos de mi pasado que había decidido borrar completamente. Los tenía guardados en un sótano. Ha sido muy sano mirar atrás.

—El flamenco y el hip-hop han sido mi banda sonora vital. El flamenco lo descubrí a través de mis tíos. Me hablaban de flamenco y me hacían escuchar a sus artistas favoritos. Y el hip-hop lo descubrí en la calle, con los raperos que había en el barrio que bailaban y rimaban. Era alucinante, aquella música me hablaba directamente a mí.

Mi objetivo nunca fue la fama. Cuando empecé lo que buscaba era una aprobación. Que se me reconociera que existía. No ser invisible.

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Mala Rodríguez actúa en la sala Metric de Barcelona dentro del ciclo Secreto a voces by San Miguel / Foto: Puxxoo

—Quemé todas las letras que había escrito hasta entonces y dejé Sevilla para marcharme a Madrid. Me gusta quemar cosas. No me gusta tener recuerdos ni acumular objetos. Me mudo mucho y eso me va perfecto para desprenderme de cosas. Para no guardar, no guardo ni los premios. Los tiene todos mi madre.

—En la gira de presentación de mi primer disco, Lujo ibérico, sufrí una depresión. Sufrí un brote de esquizofrenia. Era muy joven, estaba muy lejos de casa, mi madre trabajaba y no tenía ningún mánager que cuidara de mí. Jugaba con las drogas... No fue fácil. Fue un gran bache que tuve que superar. Lo tenía que explicar por si sirve de algo a todos los que me están mirando y escuchando.

—No fue difícil hacerme un lugar en la escena rap de Madrid. Fue difícil vivir en una gran ciudad sin tener dinero. Era muy orgullosa y me recuerdo prometiéndome a mí misma que no diría a nadie que estaba pasando hambre. Pero no desfallecí, era muy joven, pero tenía muchos cojones.

—Cuando publiqué Lujo ibérico trabajaba en el guardarropa de un bar porque no me querían de camarera. No lo hacía bien, era muy antipática. Elena, una de mis mejores amigas, siempre ha sido camarera. Es simpática y amable. Tiene un arte increíble aguantando hasta bien entrada la madrugada a los borrachos y a los hijos de puta. Ella tiene mucha clase. Yo no podía. No toleraba las tonterías de la gente.

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Mala Rodríguez está celebrando el 20 aniversario de su álbum de debut, el icónico Lujo ibérico. Foto: Puxxoo

—Como personaje público, también quería responder a esta pregunta que me han hecho tantas veces: "¿Tú cómo lo hiciste?". Quería aportar mis reflexiones. Por eso he titulado el libro Cómo ser mala, porque ser mala no es fácil. Como digo en una de mis canciones: tenemos que ser más buenos que los malos.

La rapera de Girona Arianna Puello fue la motivación definitiva para dedicarme al rap. Lo que hizo esta niña con su primer disco, Gancho perfecto, fue increíble. Una chica rimando como la mejor. Fue increíble y maravilloso. Lo rompió. Ahora vive en México, pero seguimos en contacto.

La sociedad en la que vivimos no nos permite fallar. Tienes que estar a la altura constantemente. Pero lo único realmente importante es saber quién quieres ser. Y si quieres ser feliz tienes que cuidarte para serlo. El éxito lo tiene aquel que está en paz consigo mismo. Nunca me ha interesado ganar mucho dinero. Siempre me ha parecido más enriquecedor hacer un viaje interior y ver hasta dónde puedo llegar. Soy consciente, sin embargo, que no siempre es fácil, y que vivimos en una constante contradicción.

—Después de publicar Lujo ibérico trabajé en el mundo de la pastelería. Años después, me marché a vivir a los Estados Unidos, cerca de la frontera con México, y monté un negocio de compraventa de coches. Yo me alimento de estas experiencias. Si dejara de vivir, de hacer cosas locas, no tendría nada para explicar en mis letras.

—No entendía que dijeran que había sido una pionera. Iba a la mía y me molestaba un poco. Ahora ya no. He entendido que han ido surgiendo chicas, cada vez más, afortunadamente, y que muchas han seguido nuestra misma línea. Pero no sólo aquí, sino que también en Colombia, Chile, Argentina... Así que quizás sí que soy una pionera.

El sueño americano es muy cruel. No me creo aquello de que consigues todo lo que te propones trabajando muy duro. Te lo tienes que currar muy fuerte, pero también tienes que tener suerte.