Bilbao, 16 de agosto de 1942. 11:30 horas. Basílica de Begoña. El general José Enrique Varela Iglesias, ministro de la Guerra del régimen franquista, presidía una misa en memoria de los carlistas vascos muertos durante el conflicto civil español (1936-1939). Una hora más tarde, a la conclusión del oficio religioso y a la salida de la basílica, el falangista Juan José Domínguez Muñoz -situado en un extremo del plano de Begoña- tiraba dos granadas de mano contra la multitud que rodeaba al ministro. Según las fuentes oficiales de la época, aquel atentado se saldó con setenta heridos de diversa consideración. Domínguez Muñoz, después de una frustrada y accidentada huida, sería detenido casi de inmediato; y, posteriormente, interrogado, juzgado y sentenciado a muerte por un consejo de guerra exprés.
Hitler y Franco (1940) / Fuente: Naradowe Arciwum. Foto: Heinrich Hoffmann
La versión oficial del atentado
Aquel atentado fue perpetrado en el contexto de las luchas internas que carcomían el franquismo desde el inicio del conflicto civil español (1936) y que enfrentaban a los monárquicos carlistas, los monárquicos juanistas y los filonazis falangistas. Todos contra todos. Según las fuentes oficiales, dos días antes de la misa de Begoña (14/08/1942), los cabecillas falangistas de Bilbao habían denunciado que aquel acto era un desafío al régimen franquista. Y se aseguraron de hacer buenos sus pronósticos. Un pelotón formado por ocho falangistas armados (entre ellos, Domínguez Muñoz), se apostaron en la salida del templo y se enfrentaron con los congregados, que respondieron a la provocación con gritos de "Viva el Rey, Abajo el socialismo de estado" y "Muera Franco". Las granadas de Domínguez Muñoz serían la culminación de aquel choque.
¿Quién era Domínguez Muñoz?
Según la investigación historiográfica, Juan José Domínguez Muñoz había nacido en Sevilla el año 1916. Por lo tanto, en el momento en qué cometió el atentado tenía veintiséis años. Sin embargo, a pesar de su juventud, tenía una larga carrera como a activista ultraderechista. Según sus biógrafos, el año 1934 había sido detenido y condenado por retirar la bandera republicana del balcón del Ayuntamiento de Aznalcollar (Sevilla). También, según sus biógrafos, durante la Guerra Civil (1936-1939) había formado parte de los pelotones paramilitares que se infiltraban en la retaguardia republicana en misiones de sabotaje. En cambio, no se relata qué papel tuvo el 20/04/1937, cuando Franco decretó la unificación de monárquicos (entonces carlistas y alfonsinos) y falangistas, y que provocó una importante contestación en las filas del partido fundado por Primo de Rivera.
Basílica de Begoña (circa 1940) / Fuente: Pinterest
¿Qué pasó con Domínguez Muñoz?
Domínguez Muñoz fue fusilado en la prisión de Lerrinagana, de Bilbao el 1 de septiembre de 1942. Y este final resulta muy sorprendente, incluso en aquel paisaje de represión extrema. Primero, porque aquel atentado no había causado ninguna víctima mortal. Y segundo, porque en la defensa de Domínguez Muñoz salieron personajes muy relevantes de la vida pública española del momento. El que más, Leopoldo Eijo y Garay, obispo de Madrid: impulsor del Opus Dei, coredactor de la carta episcopal que justificaba la rebelión militar de 1936 y el que, poco después, promovería las apariciones de Franco "bajo palio". Incluso, Franco, que en el momento del atentado estaba de vacaciones en el pazo de Meirás (Galicia) intentó enfriar el tema, sin embargo, según algunas fuentes, acabaría declarando "tendría que darle una medalla, pero le tengo que fusilar".
¿Por qué fusilaron a Domínguez Muñoz?
Otro hecho sorprendente es que los siete falangistas restantes que participaron en la comisión de aquel atentado fueron condenados apenas leves. Entonces la cuestión es: ¿por qué Domínguez Muñoz fue el único condenado? ¿Y por qué, con su historial de compromiso con la rebelión militar franquista, fue fusilado? Las respuestas las encontramos a medida que conocemos informaciones y detalles muy relevantes que se destaparon durante el consejo de guerra. La misma versión oficial, que justifica la condena a muerte por "razones de estado" lo corrobora. Todo apunta a que Domínguez Muñoz no era un cualquiera, sino un elemento clave en un complot urdido por Hitler (operación Llona) que pretendía derrocar a Franco y sustituirlo por el falangista Ramon Serrano-Súñer, reconocido filonazi, ministro de Asuntos Exteriores y cuñado del dictador.
Desfile franquista en Bilbao (circa 1940) / Fuente: Blog Iñaki Anasagasti
Domínguez Muñoz, personaje incómodo
Lo que pasó en torno a Begoña apunta claramente que aquel atentado era una ocasión fabricada para neutralizar Falange, sospechosa de colaborar con Hitler en la operación Llona. Dominguez Muñoz se convirtió en un personaje muy incómodo para todo el mundo. Sus biógrafos afirman que, poco antes de ser fusilado, Hitler le concedió la cruz de la Orden del Águila Alemana con el propósito de ridiculizar a Franco. Pero, en cambio, todo apunta a que aquella pretendida distinción era un regalo envenenado que tenía un propósito claro: dilapidar la posibilidad de un indulto de última hora que convirtiera al reo en un arrepentido. Y sin embargo, la operación Llona no se produjo nunca. Pero en cambio, Franco cesó fulminantemente a Serrano-Súñer y la marginación de la Falange se iniciaría al día siguiente del fusilamiento de Domínguez Muñoz.