La BCNegra, que se dedica al estudio y la divulgación de un formato de literatura tan popular como la novela policíaca, se ve obligada a preocuparse por el futuro de la cultura popular en un momento en que aparecen nuevos formatos culturales. Y en el marco de esta semana, los organizadores han organizado un debate sobre "Formatos populares para explicar la vida: de la novela de quiosco a las webseries". Este debate, moderado por Francesc Canosa, ha contado con la presencia del estudioso del cine Romà Gubern, el autor de la webserie Les coses grans Roger Coma y el estudioso de la comunicación Josep Rom.

Entre cultura de masas y cultura de élite

Los ponentes se han cuestionado hasta qué punto es válido todavía hablar de cultura de masas. Canosa ha defendido la validez del término, y ha asegurado que la cultura popular no ha hecho más que progresar: en los últimos años el referente cultural ha pasado de ser Homero a ser Homer Simpson. Pero Josep Rom ha cuestionado la validez del concepto de cultura popular: ha asegurado que cada vez hay más "gourmetismo" en el consumo de televisión y de géneros populares, y eso hace que la división entre cultura popular y cultura de élite desaparezca. De una opinión similar es Roger Coma, quien ha afirmado que las redes sociales, como Youtube, disuelven las fronteras entre cultura de élite y cultura popular, porque se ofrece todo junto y mezclado, sin jerarquías, de forma un tanto inquietante. En cambio Romà Gubern apunta que se mantiene una diferencia entre la cultura de élite y de cultura popular, pero que lo que ha desaparecido, con la globalización, es lo que Umberto Eco llamaba la "cultura media", la cultura de las clases medias, de la pequeña burguesía. El mundo habría quedado drásticamente dividido entre el alta y la baja cultura.

Reivindicación de la cultura popular y de la novela negra

Todos los participantes en el debate, a pesar de todo, han reconocido el valor de los géneros "menores" y de la cultura popular. Romà Gubern ha asegurado que la novela negra le ofreció buena parte de su formación filosófica e incluso política. Recuerda que el cine y la novela negra, durante el franquismo, "dio una imagen pesimista de la sociedad; reflejaba los aspectos más oscuros de la persona, frente a una cultura oficialista donde se vendía todo de color de rosa. Nos descubrió que el ser humano era un ser guiado por la codicia, por la perversidad, por la envidia, por los celos...". En este contexto, leer novela negra y ver cine negro suponía abrirse a una visión crítica del mundo. Francesc Canosa ha coincidido con él, asegurando que, paradójicamente, "el negro da luz". Josep Rom ha afirmado, también que el género negro sirve como un espejo en que la persona puede ver reflejadas sus partes más oscuras: "Yo como friki, le debo tanto a la cultura popular, que me he llegado a identificar tanto con los personajes positivos como en los negativos (...) Todos queremos ser, en algún momento, aquel personaje de novela negra que rompe con las reglas, que actúa de forma brutal".

Cuando la industria hace peligrar la diversidad

Roger Coma ha apuntado que con la globalización hay un problema con la cultura popular, por los altos presupuestos que implican ciertas producciones. En ciertas formas de creación muy caras (como el cine comercial) los inversores buscan a un público muy amplio y, por lo tanto, arriesgan muy poco, y explican historias muy vistas y con resultados garantizados. Para él, la ventaja hoy la tenemos en la ampliación de la oferta, mediante diferentes formatos, como las webseries, que permiten que haya visiones del mundo y del arte más diversas y más particulares. Josep Rom, en cambio, ha argumentado que la aplicación de plantillas muy simples, con argumentos repetitivos y de resultados garantizados, forma parte de las estrategias típicas de la cultura de masas. Las historias que funcionan más masivamente acaban repitiendo argumentos y estilos ya ensayados anteriormente. Los nuevos tiempos, pues, no harían más que reproducir, con nuevos medios, pautas experimentadas ya anteriormente.