Cuando Ildefons Cerdà imaginó el barrio del Eixample, seguramente no esperaba que algún día, centenares de años más tarde, el patio de vecinos de una isla de casas se acabaría convirtiendo en un anfiteatro. Eso es lo que pasa desde hace algunas noches gracias a Begoña Alberdi, la soprano barcelonesa que cada día permite a sus vecinos de Sant Antoni hacer más ameno el confinamiento por el coronavirus y sentirse durante un rato en el patio de butacas del Liceo escuchando ópera. Ni que sea con pijama.

 

El sábado, después del primer aplauso colectivo y espontáneo al personal sanitario, esta soprano de 55 años que ha actuado más de 300 veces en el Liceo procedió a los aplausos haciendo lo que más le apasiona: cantar. Fue en aquel momento, arrancando con el aria 'O mio bambino caro' de Puccini, cuando Alberdi inició una tradición que desde aquel día ha repetido noche tras noche, para la alegría de sus vecinos.

Cuando llega la hora de cenar, las luces de las ventanas van encendiéndose poco a poco y Alberdi, sin ningún más instrumento que su voz, arranca a capella con alguna de las arias más famosas y emotivas de la ópera: el domingo fueron 'Ave María' y 'Canción de amor y de guerra', el lunes 'Casta diva', el martes el 'Vals de Musseta', de La Bohème, y esta noche se atreverá con 'Ecco, respiro appena', de la ópera Adriana Lecouvreur, de Cilea.

Licenciada en el Conservatorio del Liceo, donde obtuvo el Premio de Honor, Alberdi es autora del libro Canto y técnica vocal para dummies y trabaja habitualmente como profesora de canto. Desde hace unos cuantos días, pues, también ella ha tenido que transformar su vida laboral: de día, convirtiendo a las clases con sus alumnos en experiencias virtuales a través de una pantalla; de noche, sustituyendo los escenarios por el balcón de su casa y convirtiendo un humilde patio del Eixample en un patio de butacas improvisado que día tras día se deshace en aplausos.