Los Bridgerton es la serie más vista de la historia de Netflix. Según ha explicado el gigante digital en un comunicado, 82 millones de cuentas han visto el éxito televisivo de Shonda Rhimes en los primeros 28 días de vida después de su estreno navideño.

Los datos de audiencia de Netflix, sin embargo, hay que analizarlos con pies de plomo, ya que el método que utiliza la plataforma para definir un visionado es muy controvertido: si un usuario ve uno de los contenidos durante dos minutos, la plataforma contabiliza que se ha visionado todo.

En cualquier caso, y por mucho que el método Netflix sea dudoso, lo cierto es que Los Bridgerton se ha situado por encima de otros fenómenos de la plataforma como The Witcher, Lupin, Gambito de Dama e incluso Stranger Things. Así, es comprensible que la semana pasada Netflix confirmara a través de la misteriosa narradora de la serie, Lady Whistledown, que habrá segunda temporada.

En una nota firmada por ella misma, el personaje reveló que la siguiente temporada de la serie se centrará en el hermano mayor de la familia, Anthony Bridgerton (Jonathan Bailey) y que se empezará a grabar esta primavera. "Esta autora ha estado fielmente informada de que Lord Anthony Bridgerton pretende dominar la temporada social", señalaba Whistledown, quien advirtió que tendrá su pluma "lista para relatar todas sus actividades románticas". Aunque no se han revelado más detalles, se presupone que Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) y el duque de Hastings (Regé-Jean Page) seguirán formando parte de la trama de esta estimulante serie de época que ha causado sensación en las últimas semanas.

La agenda de Netflix para que no tengas orgasmos

Aunque la serie ha sido todo un éxito, lo cierto es que el tratamiento de uno de sus elementos clave, el sexo, es francamente discutible. En la crítica que Anna R. Picas publicaba este miércoles en Revers, descubrimos que los revolcones de los protagonistas de Los Bridgerton son horribles. Y no sólo eso.

La representación naif de una sociedad donde blancos y negros conviven con armonía, la mirada errónea con la que se enfoca la erótica femenina, la hipersexualización del único personaje afroamericano de la serie, la falta de protagonistas asiáticos o las melodías pop injustificadas son algunos de los otros errores que podemos detectar en la producción de moda de Netflix.