Tic, tac, tic, tac… 20 años ya, como pasa el tiempo! 20 años desde que el reloj de 24 sonara por primera vez en la Fox un 6 de noviembre de 2001. No habían pasado ni dos meses de los atentados terroristas del 11-S, de forma que una serie sobre un agente de la ficticia Unidad Anti-Terrorista de Estados Unidos que tenía la misión de parar todas las amenazas que pusieran en riesgo la seguridad del país tenía que ser un éxito sí o sí. Aun así, el éxito nunca está garantizado. Pero Robert Cochran y Joel Sunrow se lo aseguraron cuando, combinado con la tópica temática antiterrorista, presentaron un formato completamente innovador y original que convertiría 24 en una serie superior a cualquier ficción televisiva de acción que se haya hecho este siglo.

Ficción a tiempo real

Estoy convencido que muchos showrunners y guionistas de series habían tenido antes la idea de cuadrar los tiempos de la ficción con los de la realidad. Una hora para los personajes es una hora para el espectador. Pero aquí la parte realmente complicada es la ejecución.

La estrategia de 24 para convertir cada temporada de 24 horas consecutivas en puro entretenimiento se basaba en colocar constantes giros de guion, muchísima acción y rematar cada capítulo, es decir, cada hora, con un potente cliffhanger. La táctica salió bien. La serie no respira, y sus pobres personajes tampoco.

Ahora bien, el formato tiene sus limitaciones, y el ejemplo más claro es el de la pérdida de la verosimilitud. Un mal necesario en esta serie, porque si Jack Bauer durmiera las 8 horas de rigor cada noche, nos habríamos tenido que tragar cada temporada 8 capítulos bastante aburridos.

24 kiefer sutherland

Un John McClane modernizado

Pero no, Jack Bauer no duerme. Jack Bauer siempre está a punto para cuando llegue la acción. Su personaje es la sublimación de los héroes de acción que dominaban Hollywood a finales de los 80. Un John McClane modernizado que era capaz de cualquier cosa para salvar el día.

Y cuando decimos cualquier cosa, también estamos hablando de las torturas que el agente de la Unidad Contra Terrorista ejercía y que tantas críticas le provocaron a la serie. Eran justificadas estas torturas? La respuesta tendría que ser que no, pero hay quién presentaría argumentos para defenderlas.

Por un lado, que a menudo se trataba de salvar muchas más vidas si el torturado daba la información. Por el otro, que Bauer es un personaje que no para de recibir por todos lados, tanto a nivel físico como emocional, con su hija, por ejemplo, siendo secuestrada en múltiples ocasiones. Es lo que tiene tener que llenar nueve temporadas de tramas que enganchen al espectador.

24 serie 1533038057

Diversión garantizada

Y no podemos decir que 24 no lo consiguiera. Aguantar tantos años con las limitaciones que supone hacer ficción a tiempo real tiene un mérito increíble. Es cierto que en los últimos la calidad bajó un poco respecto a lo que había sido, pero en ningún caso tuvo el bajón que hemos visto en otras series de longitudes similares (me vienen a la cabeza Juego de tronos y Como conocí a vuestra madre).

 

De hecho, el punto álgido de la serie lo encontramos en la quinta temporada, que le permitió ganar el Emmy a mejor drama, donde la adrenalina y la tensión llegan a un nivel tan elevado que garantiza una gran diversión para el espectador.

Y es que ver 24, incluso ahora, veinte años más tarde, en Netflix, es siempre divertido. Las peripecias de Jack Bauer para hundir los planes de una organización terrorista o para descubrir quién es el nuevo topo dentro de su unidad siempre tienen algo sorprendente que engancha.

Y que engancha todavía más con el “tic, tac” constante del reloj y esa sensación de urgencia que crea el hecho de vivirlo todo en tiempo real. Una idea original que resultó ser la clave para convertirla en la mejor serie de acción de este siglo.