Hervé Le Corre (Burdeus, 1955) es un escritor de novela negra francés con una amplia bibliografía. Ha ganado varios premios de literatura negra en Francia, donde el Polar tiene mucho prestigio, pero todavía no tenía nada traducido al catalán o al castellano. Ahora la editorial Bromera ha traducido Prendre les loups pour des chiens, una novela negra situada en un ambiente rural que se ha publicado como Gossos i llops, una historia oscura y extremadamente trágica.

La fatalidad

Desde el mismo momento en que Franck sale de la prisión, las cosas empiezan a ir mal. Franck no es un gran delincuente: en realidad, es un chico con las cosas poco claras, procedente de una familia desestructurada, que se ha dejado llevar por malos caminos por su hermano mayor, Fabien. Pero cuando sale de la prisión, Franck no tiene nadie a quién recurrir. Confía, como ha hecho siempre, en que su hermano mayor le ayude a resolver la situación. Pero Fabien no aparece, y le envía a su compañera, Jessica, una chica con signos manifiestos de desequilibrio. Jessica conducirá a Franck a una casa miserable en la Francia rural, donde tendrá que esperar a su hermano entre una gente profundamente desagradable que se dedica a actividades ilegales. El padre, la madre, la chica, su hija y su perro constituyen un microcosmos en que la miseria moral es tan grande como la pobreza económica. Franck, que había salido de la prisión con la voluntad de no implicarse en nada delictivo, muy pronto estará presionado para hacer cosas poco legales. Y la sombra de la prisión volverá a amenazarlo.

La Francia sin glamour

La acción de Gossos i llops no se desarrolla en París, escenario de tantas novelas negras. No hay, pues, ni la torre Eiffel, ni croissants aux amandes, ni bateaux mouches, ni exposiciones de arte... Casi toda la acción se desarrolla en una zona rural marginal. Un lugar feo, donde no hay vacas, ni ocas, sino basuras y coches desguazados. Las viñas y los bosques dejan paso a caravanas paradas donde viven individuos marginales. Un ámbito en que la gente no se dedica a la agricultura sino a trabajos temporales poco cualificados o a turbios negocios de escasa productividad. Unos espacios donde nada es bonito y atractivo... La sordidez del ambiente se contagia a los personajes, que son ásperos, groseros, insensibles, agresivos, insolidarios... E incluso se contagia a los animales, tan agresivos y desagradables como las personas de su entorno. Hervé Le Corre, que es de Burdeos y conoce bien la zona, sitúa en su región natal esta trama que aprovecha al máximo un entorno que está mucho lejos de ser idílico. El lector no se sentirá en ningún momento en "La capital mundial del vino", ni en una región cargada de patrimonio antiguo y moderno... Seguro que lo que describe Le Corre no aparece en ninguna guía turística.

Delincuencia por todas partes

En un entorno como este, Franck no podía dejar de encontrarse con actividades ilegales. E inevitablemente se encontraría empujado a participar en ellas. Pero lo que se encuentra en esta zona no son robos de guante blanco: nada que ver con Robert Redford d'El Golpe ni con Georges Clooney de l'Ocean's Eleven. Hay maltratadores, camellos de barrio bajo, macarras de discoteca y ladrones con pocas ambiciones. Pero todos ellos actúan con una terrible brutalidad, y la violencia se desata a la primera. En estos márgenes de la civilización, el crimen parece absolutamente natural, como lo es la agresividad, la mala educación, la hostilidad generalizada, el maltrato mutuo...

Rata en el laberinto

Le Corre consigue crear una historia cautivadora, en la que el lector acaba identificándose con Franck, un completo desgraciado que parece no poder entregarse de la maldición que lo atenaza, y que corre desesperado sin rumbo como una rata en su laberinto. Con Gossos i llops se disfruta, pero se disfruta sufriendo en una historia trepitante que nadie sabe exactamente hacia donde lleva, pero que está claro que conduce hacia el crimen y hacia la desgracia.