Ya no vale ni con bajar los tipos, se acabó buena parte de la gasolina de los bancos centrales. Hoy ha bajado el Banco de Australia un 0,25% los tipos de interés, lo que en la mañana ha propiciado alzas en Asia. Pero en Wall Street no han gustado nada. Han sido interpretados como que la economía global va para abajo y que esto se pone feo.

Hay confusión sobre lo que quiere hacer la Reserva Federal. El lunes, Dudley, mano derecha de la presidenta Janet Yellen, sugirió que el banco central podría financiar a las grandes firmas bursátiles en apuros, algo inédito ya que la norma vigente es que sólo se puede ayudar a las entidades que tengan depósitos bancarios. Este posible cambio ha puesto sobreaviso a los inversores acerca de un posible susto en el mercado.

Hoy, Lockhart, otro peso pesado de la FED, ha dicho que en junio, cuando se decide si se suben o no los tipos de interés, el consejo del banco no tendrá información suficiente sobre la evolución de la economía americana en el segundo trimestre. Esto quiere decir que no se pueden subir tipos en esas condiciones. En la Bolsa de Nueva York se lo han tomado a la tremenda, que la Fed va a apretar, así que a vender.

Aquí, el Ibex ha perdido los 9.000 puntos, como el Dax alemán los 10.000 puntos, Y la Bolsa de Londres se la ha pegado porque va ganando, aunque sea por poco, el Brexit.

Los resultados empresariales no son especialmente buenos, como hoy se ha visto en el caso del Commerzbank, que ha ganado un 52% menos. Cierto es que el BNP Paribas ha salido airoso, pero la sensación es que la balanza no se inclina a favor de los bancos.

A los insatisfactorios resultados empresariales se suman la pérdida de credibilidad progresiva de los bancos centrales y los riesgos políticos que se acumulan, y así las bolsas no pueden avanzar. La cuestión es si pueden rebotar o irse más al fondo.