Draghi impulsa la rentabilidad de la deuda y con ello a los bancos. Las palabras de Draghi ayer, con un tono más optimista de lo normal, provocaron lo que algunos exageradamente llamaron “sell off” de la deuda pública. La rentabilidad de los bonos alemanes a 10 años subió unos 13 pb y fue acompañada con una subida similar en el resto de los mercados de la UEM e incluso por la deuda pública de otros países.

Pero en realidad Draghi solo se limitó a recordar que si todo sigue evolucionando positivamente la política monetaria del BCE continuará su normalización. Dijo que en principio la bajada de inflación de los últimos meses es temporal y que el riesgo político en la UEM ha disminuido considerablemente, lo que facilita esa normalización.

A pesar de que en el fondo el BCE no dijo nada nuevo, como hoy está matizando algún otro miembro de la entidad, ese movimiento favoreció un rebote del sector financiero y una toma de beneficios en los sectores considerados “bond proxy”, como las utilities.

La otra cara de la moneda, la aportó el FMI, que recortó la estimación de crecimiento para EEUU para 2017 y 2018 hasta el 2,1% desde el 2,3% y el 2,5% respectivamente. Argumenta la falta de concreción de las propuestas de Trump.

Además de las subidas de las empresas financieras, las materias primas también rebotaron, pero no fue suficiente para que los índices tanto europeos como americanos se escaparan de una nueva corrección. Y eso que el impacto de los ataques informáticos aún no están siendo valorado como el gran riesgo económico que puede ser.

Por el momento seguimos viendo un mercado lateral a la espera de los resultados empresariales.