La finanza mundial arranca poco risueña su vuelta a los mercados el lunes tras unas vacaciones con algún susto político en Asia y bajos volúmenes de negociación. En la cumbre del fin de semana en Jackson Hole, Wyoming, los banqueros centrales se han topado con la persistencia de una baja inflación global que impide el despegue de un nuevo ciclo económico. 

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, ha llevado el volante en las jornadas, avanzando que prefiere hasta cierto punto arriesgarse subiendo tipos de interés, antes que lamentar una fuerte corrección en un Wall Street sobrecalentado a causa de una política monetaria eternamente laxa. 

Los banqueros centrales se han topado con la persistencia de una baja inflación global que impide el despegue de un nuevo ciclo económico

En medios bursátiles se ha extendido una visión que fomenta la complacencia, basada en la moda de comprar cuando la bolsa cae, lo que  asegura  la formación espontánea  de topes en los descensos. Los resultados empresariales han sido buenos en el tercer trimestre, los tipos son bajos  y la evolución del crecimiento de las economías es aceptable, de manera que no hay por que andar con miedo.

La cuestión, como ha señalado Carmen Reinhart, autora con Kenneth Rogoff del clásico sobre la Gran Recesión del 2008 Esta vez es distinto: Ocho siglos de necedad financiera, es que recuperación no es sinónimo de salida de la crisis como ya se vio en la depresión de los años 30, cuando se demostró que a veces los repuntes del PIB son precarios.

En concreto, inquieta la floja mejora de los salarios, cuestión que los expertos no saben si juzgar como un hecho transitorio o más bien como un rasgo permanente en la nueva economía.

Además, en EEUU hay inquietud por el crispado ambiente político en Washington, mientras que en los pasillos de Jackson Hole se comentaba que esta quizá sea la última reunión que presida Janet Yellen debido a un relevo en la cúpula de la Reserva Federal. 

Europa parece hoy la zona preferida por los dioses de la fortuna debido a los crecientes niveles de actividad y de empleo, si bien sufre igualmente de una baja inflación (el 1,3%) y de un supereuro, que está por encima de 1,18 dólares y acercándose a la paridad con la libra esterlina, que frena sus exportaciones.

Europa parece hoy la zona preferida por los dioses de la fortuna debido a los crecientes niveles de actividad y de empleo

Tal es así, que Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, crítico con la política de tipos cero del BCE, se muestra favorable a que Mario Draghi prorrogue  la compra de bonos y títulos (la QE) hasta 2018. 

El presidente del BCE se ha mostrado dispuesto a no revisar su línea de política monetaria hasta después de las elecciones alemanas del 24 de septiembre. Angela Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, son favorables a la idea de un Fondo Monetario Europeo (FME) para profundizar la zona euro, lo que inquieta a los contribuyentes alemanes.

En esta ronda de Jackson Hole, los elementos colaterales han sido quizá tan importantes como el meollo central del encuentro, esto es, la coordinación entre bancos centrales, dada la dificultad de estos para dar pasos hacia adelante, y es que la baja inflación atasca sus movimientos, como le ocurre a un coche sin gasolina. Es la base de su funcionamiento.

Abordando esta cuestión, Draghi reclamó que se garantice el libre comercio para evitar el debilitamiento del crecimiento mundial. El presidente del BCE dijo que las barreras comerciales han pasado de afectar al 1% de los productos en el año 2000 a más del 2,5% hoy. Ese no es el camino  para lograr una economía más inclusiva y justa, dijo.

Poniendo al mercado único europeo como ejemplo, indicó que la convergencia entre las distintas economías ha mejorado, pero aun así Europa está en las primeras fases de recuperación, reconoció.

Para evitar mayores desfases globales, Draghi insistió en que la regulación del sistema financiero no sea discrepante, ya que "la finanza es el factor más crucial de la producción". Fue una nota-petición a Trump para que no aplique una reforma de la regulación financiera en EEUU que incremente las distancias en el área occidental.