Hace ahora dos semanas, el presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy comentó al periodista Jordi Évole en la entrevista que le hizo al programa Salvados, que, con respecto a la corrupción, sólo asumiría responsabilidades políticas si algún caso le afectara a él o a un ministro suyo. ¿Por qué, pues, no las ha asumido, de una u otra manera, después de la renuncia (es decir, de la dimisión) de su ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, salpicado en los papeles de Panamá? ¿Tanta caducidad tiene la palabra de todo un presidente de Gobierno en función de como sopla el viento? La respuesta la dio el mismo viernes, cuando se conoció la salida del ministro canario del Gobierno, un alto miembro del Ejecutivo español: "Bien, todavía no se ha demostrado que eso de Soria sea un delito".