Todo un símbolo de Barcelona como el gorila albino Copito de Nieve sigue sin tener en la ciudad el homenaje que se merece, y de momento, todo parece indicar que continuará así. Desde su muerte, en noviembre del 2003, se han sucedido las promesas por parte del Ayuntamiento -de varios colores políticos- de dedicar algún tipo de espacio, sea una calle, placa o algún tipo de monumento, para recordar al animal más amado del Zoo de Barcelona, que, además, era un ejemplar único en el mundo. Con todo, cuando queda poco para los veinte años de su muerte, todo sigue pendiente o, peor, en medio de un debate de connotaciones político-artísticas que, en vez de resolver algo, sólo ha conseguido marear la perdiz. Y Copito, mientras tanto, con un palmo de narices.

El enredo de esta semana en torno a Copito de Nieve empezó cuando se dio a conocer, vía Rac1, que el ayuntamiento había desestimado participar -es decir, financiar- en un proyecto de homenaje al gorila presentado por una empresa de robótica, Aquí Houston, que quería hacer un tipo de 'animatrónico' de Copito de Nieve. El responsable de la iniciativa es un particular, Eduardo Bare, propietario de un restaurante, y está avalado por las más de 35.000 firmas a favor del proyecto que reunió en la plataforma change.org, que junto con Aquí Houston -con sede en Barcelona a pesar del nombre- dieron forma a un proyecto que, por sus mismas características, debería ser expuesta en un interior, quizás dentro del mismo recinto del Zoo.

Confundir víctima con victimario

En todo caso, la petición llegó por vías oficiales al ayuntamiento, que ha rechazado el proyecto con un argumento que puede encajar en la ideología de Barcelona en Comú, pero que en este caso más bien confunde a la víctima con el victimario. Según la carta de respuesta del consistorio, extraída de Rac1, la Casa Gran opina que "aunque la figura de Copito de Nieve pueda resultar amable y despertar nuestra empatía, al fin y al cabo, fue el resultado del colonialismo en la Guinea Ecuatorial", e insiste que sin cerrarse a realizar algún tipo de homenaje, consideran que este "no tendría que esconder las contradicciones que la figura de Copito de Nieve incorpora".

De hecho, el ayuntamiento apunta a esta dualidad de Copito: "Al mismo tiempo vestigio de un sistema colonial que rechazamos pero vinculado a la memoria sentimental de muchos barceloneses". El rechazo al colonialismo es patente en el actual gobierno municipal, y la prueba más palpable es la eliminación de la estatua de Antonio López en la plaza que todavía lleva su nombre, pero que en un futuro se denominará plaza de Idrissa Diallo. Con todo, la diferencia entre López y Copito es suficientemente palpable, el primero era un esclavista y el segundo, en todo caso, fue capturado por colonialistas. Una disparidad, en principio, lo bastante evidente a ojos de todo el mundo.

Además, el Pleno del Consejo Asesor de Arte Público, el organismo que tomó la determinación de rechazar la obra, apuntó que no encontraba "adecuada la propuesta de homenaje que se plantea", añadiendo que consideraba "que la propuesta presentada parece más adecuada por un espacio escenográfico que, propiamente, un proyecto de arte público". Finalmente, la misiva finalizaba indicando que "el Pleno seguirá reflexionando en torno un posible homenaje a Copito de Nieve", apuntando, eso sí, que "no tendría que esconder las contradicciones más arriba referidas", es decir, el hecho de ser un producto del colonialismo, además de recordar que en el mismo Zoo de Barcelona -que pronto derribará el Aquarama de la orca Ulises- existe un Espacio Gorilas dentro el cual Copito de Nieve tiene un rincón destacado, dedicado a promover el conocimiento de estos primates y la necesidad de respetarlos y proteger sus hábitats naturales. Hace falta tener en cuenta, además, que la propuesta, según ha informado Europa Press, tenía un coste de 1,5 millones de euros que tenía que pagar el Ayuntamiento, un elemento más que se añade a la negativa a hacer este homenaje en concreto.

¿Habría sobrevivido a su hábitat natural?

En torno al debate provocado por el Ayuntamiento de Barcelona y más allá de las cualidades artísticas que pudiera tener el proyecto presentado por Aquí Houston, lo cierto es que en Catalunya existen muchos iconos relacionados con el colonialismo, empezando por la figura del indiano, el catalán -hombre- que vuelve enriquecido de hacer las Américas, a menudo gracias a negocios que incluían la explotación laboral o directamente el esclavismo. Grandes fortunas de Catalunya están fundamentadas en este hecho, actualmente totalmente inaceptable a pesar de que se siga produciendo en muchas partes del mundo, y sólo hay que pensar en la explotación infantil en la industria textil.

Ahora bien, confundir el enriquecimiento inmoral de algunos humanos con la figura de Copito de Nieve, un gorila albino que, probablemente, no habría sobrevivido a su hábitat natural precisamente por su falta de pigmentación, quizás no es más que un ejercicio de confusión innecesario. Copito de Nieve fue capturado -para algunos, rescatado- en 1966 por el mismo cazador que abatió una pareja de gorilas y con el pequeño, de aproximadamente dos años, abrazado al cadáver de su madre. Su supervivencia se debe, precisamente, a que el primatólogo barcelonés Jordi Sabater i Pi lo compró. Colonialismo o no, Sabater i Pi estaba en el lugar indicado en el momento indicado. Por eso habrá que ver si, una vez descartado este proyecto robótico, ahora el ayuntamiento se pone manos a la obra para honrar con todos los honores a Copito de Nieve, que al fin y al cabo fue un personaje entrañable, un verdadero señor de Barcelona.