De no hacer ningún acto a hacer una inauguración con bombo y platillos. Aunque inicialmente la entrada en servicio de la nueva estación de Sant Andreu no tenía que contar con ningún acto formal de inauguración, y la previsión no iba más allá de abrir puertas y empezar a funcionar con normalidad, a partir del viernes hubo un cambio de planes, empezando por el mismo día de la entrada en servicio, que tenía que ser el domingo pero por razones de "contingencias imprevistas en la ejecución de los trabajos de electrificación y catenaria, que tenía que entregar el UTE Dragados-Tecsa", según Adif, comportó el traslado al lunes.

Después del cambio de día llegó la confirmación oficial que sí que habría acto institucional, aunque más que una inauguración, tanto el ministerio de transportes como el Ayuntamiento de Barcelona hablaron de una "visita a la estación de Sant Andreu". También desde la Generalitat se anunció la presencia al acto del presidente del Govern, Pere Aragonès, que finalmente no ha asistido por "razones logísticas", según fuentes del mismo gobierno, así que la 'visita' le han efectuado el conseller de Territori, Juli Fernández, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau y la ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Los tres han hecho el acto simbólico de marcar una tarjeta de viaje para entrar en la estación pocas horas después de que lo hicieran, aún de madrugada, los primeros pasajeros.

A pesar de tratarse de la inauguración de una estación de tren, ninguno de los tres visitantes ha hecho uso de este servicio a la llegada, de manera que se han encontrado en la explanada que da acceso al nuevo equipamiento y acto seguido han hecho un recorrido por el andén para poder admirar su luminosidad y el mural que la decora. A continuación, después de salir por una escalera de emergencia al final del recorrido, una carpa habilitada al efecto ha servido para unos discursos donde los políticos han mostrado sintonía y al mismo tiempo han marcado puntos de vista diferentes. De la nada a una inauguración con todos los pelos y señales.

Y es que más allá de estar todos satisfechos y engreídos de que finalmente haya entrado en servicio una estación esperada durante años, necesaria para sustituir una instalación que, a pesar de su valor histórico -168 años desde su construcción, la más antigua en servicio en el Estado español-, había quedado absolutamente desfasada y anticuada, no han perdido ocasión para reivindicar como propio el éxito, eso sí, dentro de una sintonía entre los gobiernos español, catalán y barcelonés. La primera en hablar, la alcaldesa Colau, ha atribuido la apertura definitiva a "la reivindicación vecinal", a "años de protestas" y ha criticado la "paralización de las obras por parte del PP", además de recordar que la puesta en servicio de la estación es un primer paso para "empezar a tejer y coser la zona".

Por su parte, el conseller Fernández también se ha felicitado por la apertura, apuntando que "durante décadas el compromiso del gobierno del Estado no ha estado a la altura". Además, a pesar de reconocer el "buen trabajo", ha apuntado que "es mi obligación recordar todo el trabajo que queda pendiente para hacer". "La Generalitat queremos ser parte de la solución" ha insistido Fernández y por eso ha reclamado el traspaso, asegurando que el Govern quiere "todas las responsabilidades, como las tenemos en ferrocarriles, metro y tranvía y también las queremos en Rodalies". "Queremos todos los trenes y todas las vías", ha insistido.

Finalmente, la ministra Sánchez también se ha puesto medallas por la puesta en servicio de la estación en un discurso donde ha reivindicado la obra del actual gobierno español y sin conceder a las otras dos administraciones mucho mérito. De hecho, ha recordado que el Gobierno ha invertido este 2022 en materia ferroviaria, 130 millones de euros en toda la operación Sant Andreu - la Sagrera y 237 millones en el conjunto de Catalunya, que ha cifrado en "800.000 euros al día", añadiendo que "Catalunya es la primera comunidad en inversión ferroviaria en términos absolutos", apuntando que hay un incremento de inversión del 40% con respecto al 2021.

La ministra ha recordado todas las actuaciones en marcha a estas alturas, entre las cuales las nuevas estaciones en ejecución o programadas en Ocata, Molins de Rei, Mollet del Vallès, Vilafranca del Penedès y Vacarisses y ha insistido en que se está cumpliendo el plan de Rodalies presentado en el 2020 con una inversión global de 6.300 millones de euros hasta el 2030. "En dos años están acabadas o en ejecución 2.224 millones", ha señalado. Entre fotos de rigor y mientras los trenes ya hacía horas que circulaban con normalidad, ha acabado un acto de 'visita' a la estación. Eso sí, según el mismo ministerio, ha servido para que la ministra "haya puesto en servicio" la estación.