La torre de Jesús, que será la más alta de la Sagrada Familia y subirá hasta los 172,5 metros de altura, ya se ha equiparado con las Torres de los evangelistas y ha llegado a los 135 metros, originando así un nuevo cambio en el skyline de Barcelona y quedándose a un paso de convertirse, ya para siempre, en la torre más alta del templo expiatorio, una vez se han colocado los paneles que conforman el décimo nivel de los doce que tendrá antes del gran terminal previsto, una colosal cruz de cuatro brazos de más de diecisiete metros de altura. El hito se alcanzó a mediados de diciembre y marca un ritmo de obras vertiginoso con el propósito de terminar esta torre el año 2026, con ocasión del centenario de la muerte de Antoni Gaudí.

Todo indica que el ritmo de construcción de los niveles es suficientemente rápido, ya que en abril de 2023 se llegó al noveno, y una vez terminado el actual, ya solo quedarán dos más antes de empezar a trabajar con el terminal. Con este nuevo hito, la torre de Jesús todavía está 19 metros por debajo de las torres de la Vila Olímpica, los edificios más altos de Barcelona con 154 metros, y a los cuales superará en un futuro. Con todo, hay que considerar que la construcción más alta de la ciudad es la Torre de Collserola, que mide 267 metros, y lo seguirá siendo cuando se haya acabado la Sagrada Familia, hecho que podría tener lugar en 2033.

Hay que tener en cuenta que hasta el noveno nivel se trabajaba con un andamio interior, pero actualmente se ha tenido que trabajar también con un andamio exterior. Una vez acabado el tronco todavía habrá que hacer todo el terminal, que estará coronado por la cruz de cuatro brazos, a la cual se podrá acceder por una escalera de caracol y su interior será visitable. También está pendiente construir los accesos y el ascensor. Según avanzó la misma Junta Constructora en el balance anual del pasado mes de septiembre, este 2024 ya se podrá ver el prototipo de la cruz. La torre con la cruz tendrá una altura de 172,5 metros, lo cual quiere decir que todavía tiene que crecer más de 37 metros y medio por encima de su altura actual, lo que comportará un cambio radical de la silueta urbana de Barcelona. Solo a modo de ejemplo, en el espacio que falta de la torre de Jesús prácticamente cabría el conocido Cristo Redentor de Río de Janeiro, con una altura de 38 metros.