Maria Lluïsa Bueno Carol es vecina de Gràcia de toda la vida y tiene 68 años. Ayer bajó a la calle en plena noche de disturbios en el barrio por el desalojo del Banc Expropiat. El fotógrafo de El Nacional, Sergi Alcàzar, captó el momento en que la mujer, agarrada en el palo de una señal, se encaraba con un agente antidisturbios que le decía que se marchara. La imagen se volvió viral en las redes como símbolo de la noche de revuelta.

¿Por qué decidió ir a la manifestación en una noche que se preveía tan complicada?

Vi por televisión los disturbios del lunes y decidí ir a curiosear al día siguiente. Yo quería informarme y saber quién lo empezaba. Mucha gente da la culpa a los okupas y yo no lo tengo claro. Creo que hay gente pagada para complicarlo todo. No me cuadraba que los propios okupas llegasen al punto de hacer estos destrozos porque se están tirando piedras en su propio tejado. Me recordó cuándo mi madre me hablaba de la “Quinta columna” durante la guerra, la gente pagada por los otros para que crearan disturbios.

¿Qué hizo una vez en la calle?

A los que gritaban “asesinos” a la policía, yo les decía “¡callaros hombre callaros, que están esperando que digáis eso! ¡Así todavía recibiréis más! ¿Sois policía secreta o qué?". Yo quería aclarar qué razones tenían y no conseguí encontrar a nadie con quien pudiera hablar seriamente de eso. En un momento, vi a unos cuantos encapuchados y les pregunté porqué iban con la cara tapada. Cuando alguien hace una cosa bien hecha va a cara descubierta.

¿Cómo fue el momento en que se enfrentó con la policía?

De golpe empezaron las carrerillas y por eso me cogí al palo de una señal. Entonces, vinieron los Mossos diciendo que nos marchásemos todos pero yo quise quedarme allí para ver quiénes eran los que lo empezaban todo. Más tarde, me vino este policía y me repitió que me marchara.

Me dijo que me detendrían y le dije que adelante, que tampoco me podían poner ningún cargo por estar allí. Pero no volvió y me quedé un rato. Cuando vi que la cosa se tranquilizaba allí, me fui hacia el Torrent de l'Olla, que es donde estaba más enredado.

¿No se asustó en ningún momento?

Yo había bajado sola, que es cuando me atrevo más, y no tenía miedo porque ya he pasado algunas de estas. No soy muy diplomática y me tengo que valer por mi manera de hacer. De joven, estaba metida en CCOO y me habría gustado hacer estas cosas, pero tenía obligaciones y no pude. Ahora que mi marido ha muerto y mi hija vive fuera, me he hecho de Òmnium y me quiero hacer de la ANC. Me gustaría ser activista, pero tengo 68 años y la edad no me acompaña.

¿En el caso de los enfrentamientos en Gràcia, a quien le da la razón?

Ayer no pude conseguir ver quién empezaba, pero creo que se tiene que buscar un punto intermedio. Cada uno tiene sus razones. Unos provocan expresamente y los otros, la policía, se pasan. Creo que tiene que haber policía para ir contra los delincuentes, pero no contra el pueblo. Yo intento ver la realidad. No me gusta ir 100% a favor de unos ni de otros. Lo que es blanco, blanco, y lo que es negro, negro. Se tiene que saber distinguir y luchar.

¿Qué piensa de la tarea que se hacía desde el Banc Expropiat?

Yo no he visto nunca ningún problema. No molestaban, hacía cursos y otras cosas. Cuando murió mi marido, llevé la ropa aquí. Por otra parte, entiendo que el dueño quiera cobrar, pero Trias también hizo sus negocios pagando a los propietarios del banco.

Al final, todo lo tenemos que pagar de nuestro bolsillo y, por eso, creo que el Ajuntament les tendría que buscar otro sitio. Un espacio donde puedan funcionar y llevar a cabo estas actividades, como otros centros cívicos de Gràcia, sin que los puedan desalojar. 

¿Le han llegado reacciones después de que la fotografía se volviera viral?

Mi hermano ha visto la foto y me ha echado una buena bronca. “¡Esta noche no salgas!”, me decía. [Ríe] Mi sobrino lo ha visto, me ha enviado la foto y yo se la he mandado a mi hija también. La verdad es que no me imaginaba nada de esto, me ha cogido muy por sorpresa. Por la mañana, en la radio, he oído a gente que decía que yo no tenía sentido común por quedarme allí en medio. Pero quizás los que no tienen sentido común son los otros y no yo.

¿Hoy volverá a la calle?

Hoy no podré ir porque tengo una entrada para ir al teatro Poliorama a ver El Florido Pensil sobre el patriarcado durante el franquismo. Mañana no lo sé. Ya veremos, quizás sí.