En el mundo de las tradiciones y las costumbres la historia oficial siempre está llena de lagunas. Aunque hayan quedado registrados nombres e incluso fechas y que pueda haber una tradición solidificada por el paso de los años, lo más cierto es que, en cuanto se hurga un poco, todo quede en una nebulosa imprecisa donde ficción y realidad se confunden para conformar un relato que confluya con la tradición, pero quizás distanciado, o incluso muy alejado, de los hechos reales o contrastados. En Barcelona tenemos algún ejemplo, como el martirio de Santa Eulàlia, con serias dudas de su existencia misma.

La festividad de Sant Medir, que se celebra este jueves, 3 de marzo, también puede entrar en este capítulo de tradiciones arraigadas con más dudas que certezas. No es de extrañar si la historia del propio santo ya es objeto de contradicciones y con entrada directa en el mundo de los milagros, porque también lo es la historia del inicio de la tradición, atribuida a un panadero llamado Josep Vidal i Granès, que habría hecho la promesa de ir en romería cada año hasta la ermita de Sant Medir, situada en la sierra de Collserola, ya en el actual término municipal de Sant Cugat del Vallès. Al fin y al cabo se trata de una doble leyenda con bastantes lagunas.

Sant Medir se celebra tradicionalmente en Gràcia y también en otros lugares de Barcelona, como los barrios de Sant Gervasi de Cassoles y la Bordeta, así como en Sant Cugat del Vallès. Según el historiador graciense Josep Maria Contel, la de Sant Medir es la "segunda fiesta más popular de Gràcia", después de la Fiesta Mayor, y las dos tienen orígenes y amplitudes diferentes. Así, la Fiesta Mayor es la gran celebración del verano, con una duración de al menos una semana, mientras que Sant Medir está más concentrada en el día 3 de marzo, aunque ahora se hacen actos los días anteriores y posteriores. Sin embargo, según señala Contel a elNacional.cat, hay que recordar que "casi siempre cae en Cuaresma" y, por lo tanto, históricamente estaba marcada por el recogimiento religioso de esta parte del año previa a la Semana Santa.

Las habas del campesino Medir

Contel, autor del libro 'Sant Medir desaparegut' (Efados, 2022) que se presentará el 16 de marzo, recuerda que la misma leyenda del santo Medir se tiene que coger con distancia. La leyenda dice que Sever, obispo de Barcelona, huía de la persecución a los cristianos por Collserola cuando encontró un campesino llamado Medir, que en aquel momento plantaba habas. Sever le explica a Medir por qué razón huye y le pide que, si llegan los que le pisan los talones, no mienta y les explique por dónde se ha marchado. Cuando llegan los perseguidores, Medir les dice la verdad, añadiendo que en aquel momento plantaba habas. Sin embargo, ¡oh milagro!, las habas ya han florecido, razón por la cual "lo detienen y los matan a los dos en Sant Cugat" y más tarde, los dos son santificados. Claro que como la historia se detalla "trescientos años más tarde", las dudas sobre cualquier indicio de certeza quedan abiertas.

Ermita de Sant Medir 5 Till F TeenckMosaico representando el encuentro entre el obispo Sever y el campesino Medir / Till F. Teenck

En todo caso, lo cierto es que en Collserola hay una ermita dedicada a san Medir y cada año se hace una romería hasta allí. El impulsor fue un tal Josep Vidal i Granés, de quien se dice que promovió la primera romería. Es relativamente fácil encontrar que esta tuvo lugar por primera vez el año 1830, pero Contel, que ha investigado los hechos junto con Jordi Guilera, señala que esta fecha "tiene muchas lagunas". Sin dudar de que Vidal i Granés fuera el impulsor de la celebración, lo cierto es que hay varias versiones de por qué lo hizo.

Según sostiene Contel, Vidal i Granés era barcelonés, nacido en torno a Santa Maria del Mar, que posteriormente se trasladó a Sant Cugat del Vallès. "Sabemos que fue soldado realista entre 1821 y 1825", es decir, que participó en la invasión de los 100.000 hijos de San Luis en 1823 para asegurar el absolutismo de Fernando VII, y posteriormente abrió un horno en Gràcia, concretamente en la esquina de Gran de Gràcia con la calle Sant Marc, que coincidiría con el inmueble donde ahora hay un McDonalds. Y que poco más tarde hizo la promesa de ir cada año a la ermita de Sant Medir...

"Se vuelve a crear otra leyenda"

A partir de aquí "se vuelve a crear otra leyenda", apunta Contel, que señala que como motivo de la promesa se señala que "él estaba enfermo, o bien la mujer, o su hija, o incluso un hermano carlista". Ante tantas posibilidades, el historiador ha investigado a fondo los hechos para poner sobre la mesa otra hipótesis: "a causa de su pasado realista, Vidal i Granés fue denunciado por un funcionario malevolente de Sant Cugat", razón por la cual estuvo cerrado a la Ciutadella. De hecho, el mismo Vidal i Grané habría presentado un escrito el 1833 protestando por los hechos.

Ermita de Sant Medir y una masía próxima con gente Cèsar August Torras i Ferreri

Ermita de Sant Medir en una foto antigua / Cèsar August Torras i Ferreri

"Encerrado catorce días en la Ciutadella", relata Contel, es cuando habría hecho "la promesa a cambio de recuperar la libertad". Como los hechos se dieron a conocer en 1833, todo lleva a creer que estuvo cerrado en algún momento entre 1827 y 1832, durante el mandato de Charles d'Espagnac, también conocido como conde de España, como capitán general de Catalunya, y que Vidal habría protestado ante su sucesor. Hay que tener presente que Espagnac es el personaje histórico más siniestro que nunca ha tenido el poder en Catalunya, con fama de cruel y sádico y de quien se dice que era un psicópata. De hecho, cuando fue destituido en 1832, tuvo que ser protegido ante un intento de linchamiento.

La veracidad de la historia se sustenta a través de una carta del propio Vidal i Granés que una descendiente suya mostró a un historiador a mediados del siglo XX y que no se ha publicado nunca. La misiva confirmaría la militancia realista de Vidal y su confinamiento en la Ciutadella. Todo ello lleva a dudar de la certeza de la fecha de 1830 para la primera romería. "Tenemos muchas dudas de si se hace antes de 1840", apunta Contel, para añadir que el primer registro de Vidal en Gràcia es de 1837, "cuando nace su primogénito" y que probablemente vivió en Sant Cugat hasta 1836.

Sant Medir 2020

En todo caso y más allá de las dudas razonables sobre el origen de la fiesta, lo que sí que es cierto es que este año Gràcia volverá a celebrar Sant Medir con los tradicionales pasacalles. El año 2020 fue una de las últimas celebraciones que se pudieron hacer con una cierta normalidad prepandémica antes del confinamiento decretado el 14 de marzo, mientras que en el 2021 la celebración se tuvo que reducir a exhibiciones de carteles y engalanamiento de algunos edificios. Este 2022 se prevé la participación de dieciséis de las veinticuatro colles habituales, que harán los tradicionales pasacalles matinal y vespertino, donde tanto las mujeres y hombres montados a caballo como los carros tirarán caramelos a lo largo de los recorridos para disfrute de todos los vecinos, especialmente los más pequeños.