El carrer de Gran de Gràcia de Barcelona ha cerrado la puerta a los vehículos este jueves para participar en el Día Sin Coches que se celebra cada 22 septiembre en muchos puntos del mundo.

No ha sido la primera vez que se cortan calles en la capital catalana para participar en la iniciativa, pero sí en un día laborable, hecho que no ha ahorrado las críticas hacia el gobierno de la alcaldesa Ada Colau.

La imagen de las aceras de Gran de Gràcia es hoy muy similar a la del resto de días –siempre llenas de gente–, pero no se puede decir lo mismo de la carretera, en la que sólo pueden transitar autobuses, taxis y vehículos de residentes en el barrio.

Con todo, la visión mayoritaria de vecinos, comerciantes y del resto de paseantes este jueves es que la iniciativa es buena, pero no la manera con que se ha aplicado.

"Es una buena medida para el fin de semana, pero no en un día de cada día", ha afirmado Marcelo Ortega, trabajador de una carnicería de Gran de Gràcia, para añadir que "han llegado menos clientes" y asegurar que "los transportistas lo han tenido mucho más difícil para acceder a la tienda".

Por su parte, Imma, propietaria de un horno de pan que está a pocos metros, explica no haber tenido los mismos problemas que el carnicero. "El Ayuntamiento nos avisó con un cartel de que hoy cortarían el tráfico", ha afirmado, de manera que, con previsión, hicieron llegar ayer a la tienda todos los productos que necesitaban, para no tener problemas hoy.

Tanto Imma como Romina, dependienta de una tienda de ropa, aprueban la iniciativa del Día Sin Coches, y afirman que "hay la misma gente que siempre", ya que se trata de una calle muy concurrida no sólo por conductores, sino que también por peatones.

La otra cara de la moneda la ha explicado Josep Arqué, personal de seguridad encargado de que los vehículos no crucen Gran de Gràcia a través de la calle de Montseny. "La gente se lo ha tomado fatal", ha afirmado de forma contundente, además de asegurar que incluso ha recibido insultos de algunos conductores. "Se tendría que haber informado mejor de la iniciativa y de los horarios en que se han cortado las calles", ha sentenciado.

Carme, vecina de Gràcia, podría ser uno de estos residentes enfadados con la medida tomada por el Ayuntamiento. "Me parece una estupidez el Día Sin Cotxes", para añadir que quizás es una medida adecuada para un pueblo, pero no para una gran ciudad. "Que se lo repiense la alcaldesa Colau", ha sentenciado.

En la línea ha hablado el ciclista Pere Alcázar, conocido por algunos en Gràcia como el "Yayo Pere", que ha considerado el Día Sin Coches como un "negocio de Colau" porque favorece al transporte público. "Me parecería bien la iniciativa si no hubiera absolutamente ningún coche", ha afirmado mientras señalaba la carretera, donde había algunos vehículos pero ningún peatón paseando.

En el otro lado hay los que valoran positivamente la iniciativa por el hecho ecológico. Fer Vázquez dice que en Barcelona hay una "contaminación exagerada", y que medidas como el Día Sin Coches ayudan a tener una ciudad más sostenible. También está a favor de la iniciativa Montserrat Vilella, vecina del barrio, y que se erige como defensora del medio ambiente. Por el contrario, matiza que "de sopetón no se puede hacer de Barcelona una ciudad sin coches". En este sentido, dice que se tendría que haber hecho una mejor planificación: "Los coches se tienen que poder dejar en algún sitio, no pueden desaparecer", ha sentenciado.

Gran de Gràcia es una de las sesenta calles de Barcelona que este jueves están cortadas parcialmente por el Día Sin Coches. En total, unas 2.000 ciudades del planeta participarán en la iniciativa al lado de la capital catalana.