El 24 de septiembre de 1998, día de la Mercè, Barcelona formalizó el hermanamiento con Tel Aviv -ciudad reconocida por España y muchos otros países del mundo como capital del Estado de Israel-, en el marco de un acuerdo de amistad y colaboración entre Barcelona, Tel Aviv y la ciudad palestina de Gaza. Fue bajo el mandato del alcalde Joan Clos, que invitó a los alcaldes de Gaza y de Tel Aviv a la fiesta mayor de la capital catalana, donde los tres expresaron su apoyo a los acuerdos de paz de Oslo y acordaron intercambiar experiencias y conocimientos sobre gestión municipal, desarrollar iniciativas conjuntas de carácter cultural, fomentar la colaboración entre las sociedades de las tres ciudades, e impulsar proyectos de cooperación que contribuyan al desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos de Gaza.

Este triángulo palestino-israelí-catalán, sin embargo, se podría romper si llega a fructificar una campaña que promueve el deshermanamiento entre Barcelona y Tel Aviv, promovido por la plataforma Prou Complicitat y que ha iniciado una recogida de firmas para llevar la cuestión al pleno municipal, y cuenta con el apoyo de formaciones políticas como la CUP, que no tiene representación al plenario. Ahora bien, también sorprende, y mucho, que otra formación que da apoyo explícito sea precisamente el partido que gobierna la ciudad con la alcaldesa Ada Colau al frente, Barcelona en Comú, ya que esta formación tiene capacidad de llevar cualquier iniciativa al plenario sin necesidad de recurrir a la recogida de firmas.

 

Todavía más contradictorio es que Barcelona en Comú hiciera un llamamiento a recoger firmas para romper vínculos con Tel Aviv precisamente este miércoles, 9 de noviembre, el mismo día que el concejal de Memoria Histórica, Jordi Rabassa, ha presidido el acto institucional de conmemoración de la noche de los cristales roturas o Kristallnacht, que recuerda que el 9 de noviembre de 1938, en palabras del mismo Rabassa, "los nazis asesinaron a un centenar de judíos y judías, encarcelaron a 30.000 y destruyeron 200 sinagogas" un progrom, como el que tuvo lugar en Barcelona en 1391 y que "fue el punto de inflexión que marcó el inicio de la Shoah".

 

Así, aunque institucionalmente se conmemora un hecho histórico primordial en la persecución de los judíos en Europa, al mismo tiempo el mismo partido que gobierna Barcelona da apoyo a una petición que quiere romper vínculos con Israel e incluso dar por suspendido el acuerdo de amistad y cooperación Barcelona - Gaza - Tel Aviv. Además, Barcelona en Comú evita, al menos de momento, encabezar una propuesta y llevarla ella misma al plenario municipal.